Hubo un tiempo, inicial y breve, en el que la Transición española hacia la democracia insufló de ilusión el deseo de cambio que los nuevos aires parecían propiciar después de la muerte de Franco. En realidad faltaba muy poco para que el reverso de ese sentimiento invadiese rápidamente las conciencias colectivas e individuales y el llamado desencanto se constituyese en uno de los leitmotiv de aquellos convulsos años. Y aun así, gracias al empeño de algunos por situar en un lugar central de la esfera pública debates intelectuales largamente ausentes, el impulso constructivo de los primerísimos estadios de la Transición permaneció más o menos activo hasta el final en algunas manifestaciones culturales que nacieron gracias a él. Un ejemplo paradigmático de todas ellas, no hay duda, lo constituye un programa de televisión, A Fondo, y el periodista que lo hizo posible: Joaquín Soler Serrano.
El objetivo general de la emisión, puesto de manifiesto ya en la primera de ellas, era en apariencia modesto: favorecer una conversación profunda, sosegada y tranquila con una personalidad destacada en la producción artística y filosófica, en especial novelistas y poetas. En realidad, el dominio retórico de Soler Serrano, y su habilidad periodística para hacer emerger una insólita imagen de los entrevistados, dará a esos encuentros una elaborada solidez intelectual motivada además por otra intención: la necesaria conexión con la cultura previa a la Guerra Civil. Es en esa dirección en la que hay que situar las entrevistas más simbólicamente destacadas en la consolidación de la línea editorial del programa: la que Soler Serrano realizó a los poetas Rafael Alberti y Luis Rosales en 1977.
Pertenecientes ambos, en grados distintos y con sensibilidades en ocasiones antagónicas, a una dimensión cultural fuertemente entroncada con el período republicano, sus entrevistas van a tener, además, un importante denominador común: la evocación, inimaginable hasta ese momento, del asesinato de García Lorca. Y si en el caso Alberti, la charla televisada va a constituir -además- la primera aparición pública del poeta andaluz desde su exilio en Roma, las palabras de Luis Rosales darán por primera vez testimonio público de los acontecimientos previos a la detención y la muerte del autor de Poeta en Nueva York:
He vivido de cara a la vida hasta el año 1936, y a partir de entonces ya no he vivido de cara a la vida, ni intelectualmente, ni socialmente, ni políticamente (Luis Rosales, A Fondo, 1977).
No es poco: después de años de ostracismo, silencio y represión, recién legalizado el Partido Comunista, los espectadores tienen la posibilidad de participar en la reconstrucción de otro relato, todavía precario y largamente ausente de la esfera pública, gracias al cuerpo televisado de Alberti o la voz temblorosamente bajo control de Rosales.
Al empeño por entroncar con el pasado cultural republicano y evocar los desastres provocados por la contienda civil, se le unirá, desde muy pronto, otro no menos significativo: la voluntad de dar voz a la cultura del mundo hispano en toda su complejidad cultural. La presencia continua en el programa de intelectuales y escritores latinoamericanos pone en evidencia la voluntad de romper con el aislamiento entre los países de ese ámbito cultural compartido. Las dos entrevistas realizadas a Borges, especialmente célebres, son prueba de ese entusiasmo hispano y transnacional, pero también lo son sobre todo la presencia de Rulfo, Sarduy, Carpentier o Donoso en los viejos estudios barceloneses de Miramar, antigua sede de TVE en Cataluña.
En esa Barcelona de finales de los setenta, mientras aún era posible percibir el eco trágico y violento de los últimos asesinados por el franquismo, algunos escritores de expresión catalana como Josep Pla, Mercè Rodoreda o Joan Brossa serán invitados a ocupar un lugar en A Fondo. En esos encuentros convergerán el prestigio literario con la reivindicación del testimonio como motor de una larga conversación aplazada por los designios de la historia. En sus pliegues situará Carlos Barral, protagonista de uno de los programas, las claves de decisiones truncadas, renuncias pero también el porvenir de una ilusión, tan sólida como carente de euforia:
— J. S. S.: Los tiempos han cambiado, aunque no tú.
— C. B.: Quizás no, pero soy un poco más viejo.
— J. S. S.: Pero con la misma ilusión.
— C. B.: Eso digamos que sí.
Faltaba poco tiempo para que saltara a la palestra el desencanto y, con él, la deslegitimación absoluta y sin matices de los procesos políticos y culturales que tuvieron lugar durante la Transición. Hoy es evidente: existieron razones de peso, todavía no resueltas, para que el sentimiento melancólico de lo que pudo ser y no fue invadiese rápidamente los modos de enunciación pública. Y aun así, experiencias culturales como las del programa A fondo demuestran la coexistencia en aquellos años de un impulso riguroso e intelectualmente honesto que alumbró fugazmente la idea de un país que retomaba, tras años de interrupción forzada, una conversación consigo mismo.
Algunos programas de A Fondo en Internet:
Juan Rulfo:http://www.youtube.com/watch?v=V74yJztkx-c
Josep Pla: http://vimeo.com/70246556
Ernesto Sábato: http://vimeo.com/53813349
Salvador Dalí: http://vimeo.com/32249942
Octavio Paz: http://vimeo.com/71197616
Julio Cortázar: http://vimeo.com/32244407
Jorge Luis Borges (1): http://vimeo.com/74747984
Jorge Luis Borges (1): http://vimeo.com/74139878
Carlos Barral: http://www.youtube.com/watch?v=Ms7MRqzACro
Juan Carlos Onetti: http://vimeo.com/70859902
Carmen Martín Gaite: http://vimeo.com/73410486
Alejo Carpentier: http://vimeo.com/71857886
Salvador Esrpriu: http://vimeo.com/61844214
Camilo José Cela: http://vimeo.com/70741686
Severo Sarduy: http://vimeo.com/63373559