Desde Lima, nuestro colaborador J. J. Maldonado nos informa de uno de los fenómenos literarios más destacables de la reciente Feria Internacional del Libro de Lima 2023: las Correspondencias de César Vallejo, libro que plasma las facetas variopintas que Vallejo tenía en su vida: el Vallejo periodista, el Vallejo político, el Vallejo hermano, el Vallejo amigo, el Vallejo poeta, etc.
Uno de los lanzamientos más interesantes que se dio a conocer en el marco de la Feria Internacional del Libro de Lima (Perú, 2023) fue, sin duda, las Correspondencias de César Vallejo Vol. 1 (1910 – 1928) y Vol. 2 (1929 – 1938) publicado por el Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo. Un libro objeto dividido en dos tomos y que en su conjunto traspasa las 650 páginas, compuestas de cartas, apuntes críticos, notas al pie de página, imágenes de manuscritos originales, postales, telegramas, fotografías inéditas de Vallejo, perfiles biográficos, índice onomástico y una contextualización preliminar de Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi, editores y compiladores de este documento que se presenta como una radiografía vital y emocional del máximo poeta peruano.
Correspondencias de César Vallejo no es el primer intento de generar un corpus integral de las cartas del autor de Trilce, pero sí, quizá, el más completo, ambicioso y cuidado que existe frente a ediciones anteriores. Se conocen, por ejemplo, los registros de la mítica Editorial Juan Mejía Baca, con las 114 misivas de Vallejo a Pablo Abril de Vivero, o la compilación del Fondo Editorial PUCP a cargo del crítico peruano Jesús Cabel, quien también publicó versiones aumentadas de las cartas en la editorial Pre-Textos (2011) y en la Universidad Ricardo Palma.
Si bien es cierto que en estas ediciones los compiladores utilizaron el rótulo de “cartas completas”, posteriores publicaciones pusieron en cuestionamiento esta aparente “totalidad” del corpus epistolar de Vallejo al seguir apareciendo nuevas cartas o telegramas que investigadores como Carlos Fernández o Valentino Gianuzzi descubrieron en el camino.
En el caso de Correspondencias de César Vallejo, pese a contar con cartas inéditas y telegramas nunca antes vistos, además de ser el conjunto con mayor registro de misivas de Vallejo que existe hasta la fecha, los editores se han cuidado de llamarla “Correspondencia completa o definitiva”, pues, como explican en el prólogo, son conscientes de que existen más documentos por descubrir o recuperar.
El conjunto de estas cartas brinda a los lectores no pocas claves sobre las distintas facetas que Vallejo tenía en su vida: el Vallejo periodista, el Vallejo político, el Vallejo hermano, el Vallejo amigo, el Vallejo poeta. Cada una de estas dimensiones se expone en las correspondencias a través de su propia retórica, a veces con un Vallejo trágico, otras veces jocoso, o tristísimo, o furioso, o sentimental, o, incluso, calculador.
Resulta interesante conocer así a un César Vallejo mucho más humano, alejado de la carga simbólica de poeta mayor, y que sufre o se preocupa por la falta de dinero, que intenta vender artículos a periódicos para poder sobrevivir, que ruega encomiendas económicas, que se preocupa por la fragilidad de su salud o que aprovecha la menor oportunidad para utilizar, sin permiso, el contenido de una carta del poeta José María Eguren para un pequeño autobombo de su propia poesía, etc.
Apuntan los editores que “sin duda, el dinero juega un papel importante en esta correspondencia y la abundancia de misivas en las que se solicita socorro económico convierte el tema en leitmotiv”.
En efecto, el dinero late como un corazón primitivo en estos textos, volviéndose una presencia omnímoda que opaca otras presencias, como la poesía, por ejemplo. Este asunto “mundano” hermana las correspondencias de Vallejo con las Cartas escogidas de William Faulkner (1977), quien al igual que el poeta peruano parece estar muy obsesionado con sus cuentas, sus haberes y sus deudas en las distintas misivas que intercambia con sus editores o amigos antes de la publicación de Santuario (1931).
Muchas veces ingenioso, muchas veces parco, Vallejo también resulta muy interesado en algunos de los nombres más importantes del medio literario del momento: Clemente Palma, Manuel Gonzáles Prada o José María Eguren, a quienes menciona y no pierde de vista, aspirando a alcanzar un sitial –no necesariamente artístico– entre esos nombres de la creme cultural limeña.
¿Necesidad? ¿Angustia? ¿Desesperación? Sí, tal vez todas estas cosas. Pero podemos entender que, a veces, quizá muchas veces, no todo era poesía para uno de los poetas más grandes de América Latina.
En una de las entradas de su diario personal, Julio Ramón Ribeyro decía que la gran deuda de la tradición literaria peruana era la falta de la exploración o publicación de otros géneros literarios que no fueran los hegemónicos o, mejor dicho, los mismos de siempre: la novela, el cuento, el teatro y la poesía.
Ribeyro echaba en falta así el registro del diario, de las memorias, del ensayo, de las cartas. Con la publicación de Correspondencias de César Vallejo se intenta suplir algunos de estos vacíos literarios y ampliar la galaxia de aquel genio peruano que cambió para siempre el panorama poético del siglo XX en todo el mundo.
Y ese esfuerzo, por supuesto, se agradece.