En el siguiente texto, la escritora Verónica Nieto (Córdoba, Argentina, 1978), expresa sus impresiones acerca de la reedición de su novela La camarera de Artaud (Trampa Ediciones, 2018), la cual ha sido traducida al italiano a través de la editorial Valigie Rosse (2015). Amélie Lévy (la protagonista) es una joven de origen judío, quien durante la ocupación nazi de Francia (1940-1944) ingresa al hospital psiquiátrico de Rodez. Su vida cambia cuando conoce a un nuevo y singular interno: el artista y escritor Antonin Artaud.
La camarera de Artaud acaba de reeditarse, cosa que no deja de sorprenderme: parece que esta novela ya no me necesita. De eso me doy cuenta cuando no tengo más remedio que leerla, y digo «no tengo más remedio» porque, en general, no suelo volver a lo que escribí después de publicado.
No me gusta volver porque no me reconozco en esa escritura: por momentos me avergüenzo, por otros me doy palmaditas en la espalda, y durante toda la lectura tengo la sensación de que hay algo ahí que no me pertenece. Volver a leer una novela tuya es como quedar con tu ex a tomar algo.
Así y todo, podría dibujar un historial de mi lectura de La camarera de Artaud. Una especie de museo del asombro, o del desconcierto. Me parece, además, que esto es más honesto que hablar de las intenciones a la hora de escribirla, porque eso nunca está claro del todo.
Confieso que esa novela no fue otra cosa que la respuesta a la pregunta: ¿puedo escribir una novela?
Recuerdo que tenía una voz, la voz de la protagonista; también el escenario y el personaje secundario.
Recuerdo que viajé a Rodez (sur de Francia) y visité el antiguo hospital psiquiátrico, donde Artaud estuvo internado, hoy sede de la Fundación Antonin Artaud. Ahí saqué muchas fotos y luego las imprimí y las colgué en la pared, cosas del entusiasmo de la primera novela.
Recuerdo también haber escrito gran parte sentada a lo indio en la alfombra y con el ordenador en las rodillas, aunque esto es casi siempre así.
También recuerdo que durante estos siete años pasados desde la primera edición, he ido leyendo La camarera de Artaud de distintas maneras:
1. La camarera de Artaud es una novela de formación (Bildungsroman) ambientada en un hospital psiquiátrico de la Francia ocupada por los nazis.
2. La camarera de Artaud es una excusa para juguetear con la literatura comparada ayudada por una figura perfecta para hacerlo: Antonin Artaud era poeta, escritor, actor, cineasta, pensador, ilustrador y, encima, estaba loco.
3. La camarera de Artaud es una autobiografía encubierta de Antonin Artaud, pues muchos de los episodios que le suceden a la protagonista le acontecieron al propio Artaud. Amélie está buscando construirse a sí misma, y en el proceso le roba un poco de biografía a Artaud para incorporarla a su propia historia de vida.
4. La camarera de Artaud es un homenaje a Artaud, pero sobre todo es un intento de recuperar el entusiasmo que su lectura me produjo en mi primera juventud, durante mi educación sentimental.
Recuerdo que la primera vez que escuché la palabra «Artaud» fue por el disco de Luis Alberto Spinetta (Pescado Rabioso). También me acuerdo de que, cuando hacía mis pinitos en teatro, escuché aquella mítica grabación de Artaud en el Vieux-Colombier y que me impresionó.
5. En el contexto de las siguientes novelas que escribí, La camarera de Artaud trata sobre la lectura. Kapatov o el deseo (Balduque, 2015) trata sobre la literatura y la música. Qué haces en esta ciudad (que saldrá en 2019), sobre la escritura.
6. O también: La camarera de Artaud es la novela europea; Kapatov o el deseo, la novela rusa; la tercera es la novela de los sudamericanos en el exilio.
7. Las tres son novelas sobre algún tipo de exilio.
8. Las tres comparten el interés por la identidad.
Creo que lo que estoy escribiendo ahora es distinto, pero el tiempo pone todo en su sitio.