Después de su publicación en Argentina por Adriana Hidalgo Editora, llega a España la antología Riplay. Historias para no creer (Buenos Aires, 2014), coordinada por Reinaldo Laddaga (Rosario, 1963) y Jordi Carrión (Tarragona, 1976).
Esta colaboración, en palabras del propio Laddaga, es el “resultado de un diálogo de mucho tiempo, de meses, e incluso años, motivado por el interés conjunto de encontrar una forma de colaboración relacionada con la reescritura” y parte de la premisa de que “lo real puede ser falso y verdadero a la vez”. Una auténtica declaración de intenciones que augura un libro repleto de anécdotas improbables inspiradas en el trabajo periodístico y gráfico de Robert LeRoy Ripley (1890-1949), famoso por los insólitos asuntos y personajes retratados en su sección “Aunque usted no lo crea”, iniciada en 1918.
Es importante poner el acento en el término inspiración, puesto que, como se adivina desde el título con el juego entre el apellido del periodista estadounidense, Ripley, y la palabra Replay, la obra ha de entenderse como un ejercicio literario y artístico basado en el remake:
“El interés era, justamente, responder a la pregunta qué es una versión, por lo que era importante que los distintos autores tuvieran la libertad de indagar hasta dónde puede llevarse la diferencia con un texto original y, aun así, entenderlo como una versión”, afirma Laddaga a Pliego Suelto.
Me adentro en Riplay, un libro que consiste en una acertada combinación entre texto e imagen, y me sorprende la dispar extensión de las propuestas, así como la ausencia de títulos y firmas en la diferentes piezas que lo componen. Cuando empiezo a sentir una leve incomodidad motivada por el hecho de ser incapaz de identificar a los respectivos autores, topo con una advertencia que me informa de que en el índice final podré encontrar toda la información necesaria acerca de los textos. Este efecto buscado corresponde, en palabras de Laddaga, a la intención de los editores de plantear “este libro no como una antología, en el sentido clásico, sino como un texto continuo, pero enormemente irregular”.
Riplay es un artefacto que emula la obra de Ripley a través de la relectura de cuarenta autores del panorama literario y artístico español e hispanoamericano (Mario Bellatin, Carlos Amorales, Sergio Chejfec, Agustín Fernández Mallo, Rodrigo Fresán, Edmundo Paz Soldán, entre otros), así como artistas internacionales como Laura Erber, Pierre Marquès, Dick Verdult, etc. Con esta combinación de artistas y disciplinas, Laddaga pone el acento en la existencia hoy en día de “una escena particular relacionada con la escritura en lengua española que, además, está asociada a una escena de artistas, cuyo vínculo nos parecía que no estaba reflejado en ninguna colección que conociéramos”.
La compilación se divide en tres grandes bloques (“Eminencias grises”, “El grupo zoológico de los artistas” y “La condición presente”) en los que se lleva a cabo un paseo entre pseudo-fuentes que intentan acreditar un hecho rocambolesco como es la recuperación de fragmentos biográficos de la artista y performer Marina Abramović (en su retrospectiva, “The artist is present”, en el MoMA de New York, de 2010) o en los que se describen personajes extremadamente peculiares como la niña lombriz o las paridoras múltiples y divisibles, entre otros.
A medida que avanzo mi sonrisa inicial desemboca en carcajadas limpias y desternillantes. Un fenómeno esperable, según Laddaga, porque “dado el carácter de la invitación era razonable esperar que los escritores enviaran textos rápidos, esbozos, en los que, muchas veces, aparecen elementos que están escondidos o son menos visibles en la obra principal de esos autores. Por eso, me parece que también ese humor anárquico –que no es una característica de la obra de algunos de los participantes– se encuentra especialmente presente en algunos textos de esta colección».
Toda la antología apunta a la re-construcción de un nuevo imaginario actualizado de rarezas y freaks, sin necesidad de que los distintos aportes se complementen. Una diversidad de miradas generadas en torno a “la pregunta sobre la rareza y la otredad a día de hoy, en un mundo cultural tan diferente al de los años de 1910 y 1920, en los que Ripley publicaba las historias originales”. Y, frente a esta cuestión, intensamente visual y corpórea, la exhibición de imágenes que ahondan en esta re-generación es, sin duda, una decisión acertadísima, puesto que se trata de un “proyecto que pertenece a una genealogía más vinculada al arte moderno y contemporáneo que a la literatura”.
Un discurso multimodal que, por otro lado, también comparte Jordi Carrión, junto al ilustrador Sagar Forniés, con la reciente publicación del cómic periodístico Barcelona: Los vagabundos de la chatarra (Barcelona, 2015) o el propio Laddaga con su obra Cosas que un mutante debería saber (2014): “una colaboración con compositores, por lo que es una combinación de música y texto, que es, al mismo tiempo, el remake de la primera versión de los Cuentos breves y extraordinarios (1957) de Borges y Bioy”.
Unos acercamientos transversales que desdibujan los límites de lo escrito para buscar otras percepciones sensoriales y nuevas “posibilidades que, en muchos casos, son también posibilidades tecnológicas” que, esperemos, propicien nuevas colaboraciones entre estos dos coordinadores y creadores.