En 1974, Nereo Rapetti dirigió un documental en torno a la vida cotidiana de Ítalo Calvino, a lo largo de uno de los 13 inviernos parisinos que vivió en Square Châtillon, al sur de Montparnasse, antes de volver a Italia, donde moriría en 1985. A esa altura, Calvino ya había escrito lo más importante de su obra narrativa y ensayística, a excepción de Se una notte d’inverno un viaggiatore, que publicaría en 1979, un año antes de regresar a Roma.
Vemos imágenes de Rapetti (de quien Google, iMDB y Film Affinity no nos dicen mucho, salvo que dirigió algún que otro documental más y actuó en una comedia italiana de los ochenta) y Calvino recorriendo París, desde La Défense a Les Halles, desde la quinta República de Pompidou a la Edad Media. Mientras caminan, oímos la voz en off de Calvino leyendo reflexiones interesantísimas. Sobre la ciudad como un palimpsesto de capas estratificadas, huellas históricas que se solapan y acumulan. Sobre París como una enciclopedia que insiste en clasificar pese a carecer de fronteras internas muy claras entre las vidrieras del Louvre y el escaparate de una quesería.
El paseo sebaldiano se abre y se cierra con un paréntesis: una charla en el minúsculo living de Calvino que arranca con una toma preciosa. En ella, podemos observar cómo la cámara va haciendo zoom, inmiscuyéndose en la privacidad transmitida desde el ventanal. La cámara nos adentra de forma mágica a esa buhardilla en la que Calvino recita versos franceses con acento italiano y tartamudea cada dos por tres, inhibido, incapaz de encontrar esas mismas palabras que tan maravillosas resuenan una vez las pone por escrito y las lee en off.
Al principio de la entrevista, Rapetti le recrimina a Calvino nunca haber escrito ni una página sobre París. Su documental Un uomo invisibile (1974) remeda de sobras esa falta.