David Roas: «La memoria es una construcción en la que lo real y lo inventado acaban fundiéndose»

La estrategia del Koala, David Roas, 2013

 
David Roas (Barcelona, 1965) es escritor, especialista en literatura fantástica y profesor de Teoría de la Literatura en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado recientemente La estrategia del Koala (Candaya, 2013), una novela ambientada en Galicia y en la que se mezclan elementos de la autoficción, lo fantástico, las road-movies o la Guerra Civil española. Entre sus obras destacan los libros de cuentos Distorsiones (2010), Intuiciones y delirios (2012) y los ensayos De la maravilla al horror. Los orígenes de lo fantástico en la cultura española (2006) y Tras los límites de lo real. Una definición de lo fantástico (2011).

Tu nombre se asocia al género fantástico por ser un claro impulsor de su estudio en la investigación hispánica. ¿De dónde nace este interés?

Desde siempre me ha fascinado lo fantástico y el terror. Todo por culpa de Poe, al que leí de niño sin entender casi nada, seguro, pero no he olvidado las emociones que me provocó “El gato negro”. Fue algo natural que acabara dedicando mis investigaciones a lo fantástico, sobre todo cuando descubrí lo poco y mal que dicho género se había estudiado en la narrativa y el cine españoles.

Asimismo, bucear en el terreno de la reflexión teórica sobre lo fantástico ha sido, y es, una de las actividades más gratificantes en las que me he metido. Ahora tengo la suerte de dirigir el Grupo de Estudios sobre lo Fantástico (GEF), compuesto por diversos investigadores de universidades españolas y extranjeras, y también Brumal. Revista de Investigación sobre lo Fantástico.

¿Cómo consigues conciliar tu labor de docente, investigador y escritor?

No es fácil, pero trato de que las tres se intercomuniquen, colaboren entre ellas. Aunque confieso que no escribo tanta ficción como me gustaría, pues las clases y las investigaciones ocupan mucho tiempo. Pero, por ahora, me siento satisfecho de poder realizar esas tres actividades sin dejar ninguna fuera o descuidada.

La estrategia del koala narra la historia de Marcos Fontana, encargado de redactar un libro sobre los faros gallegos. Una trama que no deja de sorprender no solo por su componente de road-movie, sino por la elección del tema. ¿Por qué un libro sobre faros? 

En primer lugar, porque es un viaje que he hecho varias veces: la costa gallega me fascina y necesitaba contarlo. En segundo lugar, porque quería que el personaje recorriera Galicia a solas y pensé que realizar ese encargo resultaba muy verosímil. Pocos días de viaje, más obligación que placer, moverse solo, etc.

Además de los faros, el agua inunda las páginas de la novela, el océano es omnipresente y el abuelo es marinero. ¿Qué importancia tiene el mar para ti?

Aunque yo nací en Barcelona, mi mar es el Atlántico, desde la primera vez que lo vi en el Cabo de Estaca de Bares. El océano es, como insiste el narrador varias veces en la novela, el auténtico mar. El Mediterráneo, que me gusta mucho, es un charquito. Bueno, a veces se enfada, pero no es más que un gruñido comparado con lo que habitualmente uno se encuentra cuando se asoma al Atlántico. Pero no soy nada marinero: lo que de verdad me gusta es el espectáculo del Océano, cuanto más salvaje mejor. Es algo que he tratado de comunicar al lector de la novela.

El hecho de haber escogido Galicia como escenario para el desarrollo de la novela favorece la reelaboración de una nueva visión de estas tierras míticas. ¿Se trata de una influencia del género fantástico o una simple casualidad por indagar en los corredizos de la memoria?

No escogí Galicia por esa dimensión, sino porque es la tierra de mi madre y por la especial relación que tengo con ese espacio, completamente diferente a la que tengo con Cataluña o con otros lugares de España o del extranjero, que también me fascinan.

Aunque en la novela se cuelan, es cierto, muchos elementos mítico-legendario-folklórico-literarios, algo inevitable cuando uno recorre Galicia y, sobre todo, cuando tienes parientes célticos: con las historias extrañas que se cuentan en mi familia se podría armar una nueva temporada de la serie The Twilight Zone (1959-1964). Esto también es algo con lo que he jugado mucho en la novela. Reconozco que mi vicio por lo fantástico ha provocado la irrupción de algunos fenómenos insólitos. Otros son verdad, pues fui testigo de ellos, aunque al lector puedan parecerle pura ficción.

De hecho, esta ambientación parece retomar la aportación de Ramón Valle-Inclán. ¿En alguna medida te sientes deudor de esta visión presente en las Comedias bárbaras (1907-1923)?

No conscientemente, pero un espacio tan peculiar, en todos los sentidos, como el gallego, requiere una mirada en la que se combine lo fantástico y lo grotesco con unas gotas de realismo mágico a lo Álvaro Cunqueiro. Lo fantástico, para captar las múltiples dimensiones de lo real y lo extraño; lo grotesco, como vía de representación de los horrores gallegos, la mayoría de ellos culpa del pensamiento conservador y, más concretamente, del enorme peso del franquismo y de sus crías: los miserables políticos del PP.

La utilización de la primera persona favorece la lectura del texto en clave autobiográfica. ¿En qué medida hay una distancia entre Marcos y tú? ¿Por qué esta elección?

La dimensión autoficcional, más que autobiográfica, de la novela es evidente, sobre todo para los que me conocen. Pero no he querido construir el típico juego de obligar al lector a plantearse cuánto hay de verdad y cuánto de ficción en la historia que Marcos nos cuenta. Es cierto que me he nutrido de mis propias aventuras en Galicia, de la historia de mi propia familia, de mi abuelo (mantengo incluso su nombre real, aunque modifico datos importantes de su vida), etc. Pero no con intención autobiográfica, sino para ofrecer al lector una reflexión mucho más general sobre la pertenencia a un lugar, sobre la relación con la familia y sobre el peso del pasado (familiar y nacional).

Quien no me conozca de nada, podrá leerla perfectamente sin plantearse esos juegos especulares entre Marcos y yo.

La novela se estructura en dos grandes bloques: el espacio y el tiempo. ¿Por qué esta estructura genérica tan marcada? ¿Cómo ha sido la fase de documentación para reunir el material de las dos partes de la novela?

Enseguida me di cuenta de que el viaje de Marcos no era sólo espacial sino también temporal. Moverse por la costa gallega no sólo le iba a permitir reflexionar sobre lo que ve y acerca de la nula adecuación entre el mapa y el territorio (nuestra experiencia del espacio es una construcción, una falsificación de la supuesta dimensión real de éste, modificada por las emociones, las experiencias, el tiempo y las ficciones), sino que eso le iba a propulsar atrás en el tiempo: el tiempo propio, el tiempo familiar y el tiempo histórico (el pasado más o menos reciente, desde la Guerra Civil hasta los desmanes actuales del PP).

En cuanto al trabajo de documentación, reconozco que para la parte dedicada al espacio tiré mucho de mi memoria y de las fotos que he ido haciendo en mis numerosos viajes por la costa gallega. Sólo en algún momento recurrí a Google (sobre todo para describir el entorno de alguno de los faros). El único “trabajo de campo” que hice en relación a esa primera parte fue visitar la Fraga de Cecebre (donde se ambienta la película El bosque animado), que no conocía todavía.

La segunda parte de la novela sí que me exigió un trabajo de documentación importante, puesto que hablo de la Guerra Civil en Galicia y en el Mediterráneo, donde luchó mi abuelo, y no sabía gran cosa de lo ocurrido en dichos lugares. La verdad es que me permitió aprender mucho y descubrir todavía más horrores de nuestro pasado y corregir la estúpida idea, que muchos compartimos, de que en Galicia no ocurrió gran cosa, puesto que como Franco era de allí, todos eran más o menos franquistas. Qué equivocado estaba. Cuántos horrores se cometieron y qué rápido se han olvidado.

Cada parte presenta un viaje por latitudes distintas. La primera aparece la recolección de información sobre los faros con componentes fantásticos (la cucaracha Fiz como copiloto y compañero de viaje o la recurrencia de la habitación 201) y, en la segunda, el viaje por la memoria familiar e histórica ¿Cómo definirías este doble viaje interior?

Antes necesito hacer una pequeña corrección, para que Fiz no se enfade. No es una cucaracha (animal asqueroso) sino un coleóptero mucho más digno y bello: un escarabajo rinoceronte, bicho que durante años coleccioné, no está en la novela por azar.

Si me permites la exagerada comparación, lo que en el fondo narro es un viaje al corazón de mis propias tinieblas. Mucho menos terrible que el de Marlow, pero muy iluminador respecto a mi relación con Galicia, con mi parentela gallega y con el pasado familiar. A la vez, es también un viaje de descubrimiento de esos horrores del pasado reciente de este país a los que antes me refería. Aunque he tratado siempre de que la novela no derivara hacia lo serio-trágico (y mucho menos hacia el imbécil panfleto comprometido), por eso hay en ella mucho humor, entre delirante y grotesco. Porque la realidad lo es: la gallega y la no gallega.

En la novela aparece un profundo rechazo a las obras sobre la Guerra Civil Española. A diferencia de otros textos, La estrategia del koala se centra en la figura de un franquista. ¿Crees que es una manera de desmarcarte del discurso que aflora hoy en día?

Es un rechazo tanto estético como ideológico. Por un lado, estoy harto de las ficciones (literarias, cinematográficas, televisivas, gráficas) sobre la Guerra Civil, pues en su inmensa mayoría siempre dan vueltas sobre lo mismo, sin ofrecer una verdadera reflexión sobre el horror. Por otro, porque la mayoría de esas visiones o son muy tibias (como si no se pudieran decir ciertas cosas o, peor, buscando una inútil conciliación; como se dice en la novela, yo reivindico mirar hacia atrás con ira) o son tontos panfletos que banalizan lo ocurrido.

En uno de los capítulos, el protagonista ensaya, irónicamente, diversas formas de convertir en novela los materiales que ha encontrado sobre la participación de su abuelo en la Guerra Civil. Tras rechazarlos todos, escoge la forma más idiota (porque sólo piensa en el dinero que puede sacar). Aunque, y no revelo nada, también está condenada a fracasar. De algún modo, en la novela también propongo una reflexión en relación a cómo convertir en ficción esa parte de nuestra historia: dónde situarse, qué contar, etc.

En el libro se afirma “Memoria no es igual a Historia Oficial” ¿Qué valor tiene la memoria para ti? ¿Qué opinión tienes acerca de la memoria histórica?

Para mí, la memoria es siempre una construcción, una ficción en la que lo real y lo inventado acaban fundiéndose con la ayuda del tiempo y de las voces que la transmiten. En el fondo, todos somos como los Replicantes de Blade Runner (1982), junto a recuerdos ‘reales’, nuestra memoria almacena un montón de recuerdos ‘implantados’, recreados, soñados. Si eso lo extrapolamos a la Historia con mayúsculas, Nietzsche lo resumió perfectamente: no existen hechos, sólo interpretaciones…

A todo ello hay que añadir que vivimos en un país de mierda (déjame que lo exprese así) en el que la derecha está obsesionada por borrar el pasado y obligarnos a una reconciliación en la que siempre debemos olvidar y perdonar los mismos, los perdedores, nunca ellos. Y por ahí no paso. Como dice Jean Améry, palabras que el protagonista de mi novela hace suyas: Hay que reivindicar el resentimiento.

Has afirmado que esta novela se debe ver como una carta a tu abuelo. ¿Se debe leer en clave confesional? ¿Es también una búsqueda de tu identidad personal?

Ese fue el origen de la novela… bueno, uno de los orígenes, el otro tenía que ver con una viaje delirante hacia lo fantástico, que no llegué a escribir. Mi abuelo dejó un álbum de fotos que él mismo tomó mientras luchaba en la Guerra Civil en el lado franquista. Fue un falangista convencido que, encima, tras la Guerra se hizo policía. Pero no me importaba tanto el ser real (con el que de niño me llevé muy bien y con el que nunca pude hablar de esto, porque murió cuando yo tenía 13 o 14 años), como lo que un individuo así simboliza.

Por eso, en mi cabeza siempre tuve la intención de escribir una kafkiana “Carta al abuelo”, como ajuste de cuentas contra un individuo que concentraba en él tanto rasgos repugnantes (franquista, policía, represor) y que, además, era mi abuelo. Pero, como dije antes, no hace falta leerlo en clave autobiográfica o confesional, pues es algo que cualquiera puede compartir, pues mucha gente de este país ha vivido algo semejante. El enfrentamiento ficcional con el abuelo no tiene que ver con esa indagación sobre mi identidad, a diferencia del viaje por Galicia, que le sirve al protagonista y a mí mismo para reflexionar sobre quién es.

¿Qué proyectos tienes entre manos?

Tengo un proyecto ya ha acabado: un nuevo libro de cuentos, Welcome to Inkaland, que publicará en otoño de 2014 la editorial Páginas de Espuma (que ya publicó en 2010 mi libro de relatos Distorsiones). Se trata de un volumen de historias ambientadas en Perú, pues es un lugar que me fascina. Historias donde la mirada humorística y la fantástica se combinan para narrar un viaje que lleva al protagonista por Lima, Cusco y Machu Picchu.

Junto a eso, llevo unos meses trabajando en otro volumen de relatos, este compuesto sólo por historias fantásticas. Inevitablemente, en muchas de ellas se filtrará una dosis de humor e ironía, pero sin perder el efecto inquietante. Barajo subtitularlo “Historias de horrorhumor” (sí, formando una sola palabra). También me ronda por la cabeza una novela fantástico-terrorífica ambientada en un lugar perfecto para ese tipo de historias: Suiza (risas). Ya veremos por dónde me lleva.
 

Sobre el autor
(Salon de Provence, 1986). Aunque nacida en Francia, España es, sin lugar a dudas, su país de adopción. De hecho, se especializó en literatura española y, concretamente, cursa un doctorado sobre dramaturgia contemporánea. Es co-directora de la Revista de Investigación Teatral Anagnórisis. Y, a pesar de la crisis, también co-dirige la Editorial Anagnórisis, sello digital especializado en teatro y estudios humanísticos.
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