La poesía como una forma de libertad: sobre ‘Y la que escucha no es ella’, de Silvia López Ripoll

Fragmento cubierta «Pitágoras: número, armonía y esferas», de Carmen Rusiñol

 
Nuestra nueva colaboradora Maite Jou analiza el poemario Y la que escucha no es ella (Ediciones Vitruvio, 2024), de Silvia López Ripoll, a través de las convergencias entre las categorías gramaticales y los elementos de la naturaleza con el ordenamiento armónico de un pentagrama. López Ripoll es profesora de español para extranjeros, autora de En este tiempo prolongado (Cuadranta, 2021) y de diversos manuales para el aprendizaje de la lengua castellana.

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Nos hallamos ante un libro poético con enigmas. El primero aparece porque su título se inicia con la conjunción “y”, hecho no usual, incluso incorrecto, porque a un título se le recomienda el sintagma nominal. La conjunción copulativa se define como aquella que une dos elementos sintácticos, palabras u oraciones, a un mismo nivel gramatical. Aquí tenemos el elemento B de una oración copulativa; el enigma está en saber cuál es el elemento A.

No solo es en el título donde aparece el uso particular de la conjunción “y”. El poema que abre el libro, además de incluir el verso con que se titula, emplea esta conjunción en nueve anáforas; por tanto, no es casualidad. También sucede en muchos de los poemas, y solo en 22 de ellos la conjunción “y” aparece una única vez y en 4 ninguna. Esto entre los 53 que componen el libro. De hecho, todo el poemario vendría a ser una especie de “suma y sigue”; pero “suma y sigue”, ¿de qué?

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Silvia López Ripoll, 2024

A continuación nos fijamos en la composición: primera parte “Tema”; segunda parte “Tema y variaciones”; tercera parte “Sesgo y Coda”.

El poemario tiene forma de canción, coherencia que también hallamos en los contenidos, casi siempre elementos naturales que se perciben y ordenan musicalmente, a veces incluso situados en un pentagrama; otras, desordenadamente como si algunas notas salieran a volar, quizá en forma de pájaros.

Hay estructuras donde se marca un ritmo explícito y otras con un ritmo implícito, por ejemplo en el segundo poema del libro donde no aparece ninguna conjunción “y”, pero hay abundancia rítmica en el inicio de los versos entre la conjunción disyuntiva “o”, la preposición “en” y la conjunción “que”: no solo es ritmo, es música. Este poema se cierra con una pregunta retórica:

quién eres tú
que buscas la felicidad
incluso en el templo
más triste.

Aquí encontramos otra de las incógnitas de este poemario: el papel que se otorga a los pronombres. En el título aparecía “ella” (Y la que escucha no es ella); aquí aparece “tú”. ¿Serán la misma? El tercer poema, uno en los que la conjunción “y” al frente de verso aparece solo una vez, se inicia con el siguiente fragmento:

¡Primero el ritmo
y luego la canción
el tema no eres tú
pero el tú quiere
si pudieras entonces
desprenderte de ti

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Silvia López Ripoll, poeta

La materia es el mundo y su experiencia o la filo-sofía, el amor por el conocimiento o la reflexión tras las experiencias. Un pájaro que vuela, por ejemplo: “píntalo en la escritura” porque “no se puede sujetar”. La poeta habla de su quehacer poético, del mundo que plasma en sus versos. ¿Ella? ¿La poesía? ¿El alma? ¿Captar la melodía en la que se esencializa la realidad? Porque en el mundo hay, resulta, alguna “puerta estelar” (poema VI) que capta la poeta y consigue que, por fin, milagro, “suenen los pájaros”. En el poema que le sigue nos dice:

Pájaros que arrancan impulsos
y el sonido entra en las imágenes del sueño

bosques verdes y amarillos
instrumentos
bocas abiertas sin labios …

Es la poesía, es la reflexión poética, el decir de nuevas formas el amor, la alegría, la tristeza, el correr del día a día y la conciencia social y la música de rock o la de jazz, en vinilo, claro. Silvia López Ripoll recibe a la poesía en su estancia bachelardiana:

Cuando ella llama a tu puerta
tú le dices
entra
y sus pasos son como notas
sobre un pentagrama …

Y esa “ella” inspirará cuanto sea “libre en su forma”, cuando el “tú” es la poeta que se refiere a sí misma para objetivar su labor poética.

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Ahora bien, cuando nos adentramos en la segunda parte del libro, la que se titula “Tema y variaciones”, observamos cómo la poeta se alimenta de imágenes, de sensaciones, la mayor parte de ellas hermosas. Y son música, belleza, sosiego. Pero, de repente, en un paisaje suena un disparo y esa bala se adueña de todo y todo se acelera y se pierde en velocidades súbitas.

Silvia López Ripoll, 2021

La música, entonces, es in crescendo y supone un “lapso de oscuridad”, como tantos lapsos de oscuridad sufrimos en nuestro estar aquí en el mundo.

Cuando azota el tedio, en cambio, no hay música y sucede algo también terrible: la separación entre “cuerpo” y “alma”. Pero es un letargo temporal: el alma recupera la música mirando los pies que se embarullan bailando claqué. En el poema 11 de esta segunda parte, la poeta personifica a dos notas que pasean de la mano: si la vida es movimiento, mientras hay vida, hay música. Si hay música, hay poesía. Si hay poesía, hay alma.

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A lo largo del poemario aparece a veces la figura del “pentagrama”, pero, antes que la usual partitura, observo que en el mundo que está plasmando hay una relación entre los elementos naturales que me sugiere el que bajo el mismo nombre adopta la forma de la estrella pitagórica, “Salud” la llamaban, y que Pitágoras relacionó con el número áureo, la divina proporción de Leonardo de Pisa, Fibonacci, que se reproduce de manera natural y equilibrada en la naturaleza y a veces en obras clásicas y gaudinianas, por ejemplo.

Si hablamos de proporciones, traigamos a colación en esta secuencia al Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci porque Ediciones Vitruvio es la editorial que lo publica.

El poema donde mejor percibo esta visión:

Estar aquí
entre cinco líneas ardientes
y un espacio salvavidas
una clave común
y una pizca de ritmo
llámalo pulso
no hace falta ser feliz
sólo cambiar de posición
enfocar los ojos
afinar el oído
dejarse llevar por nada insólito
una puesta de sol
el amanecer
las montañas
por la constancia de la luz
o
por el silencio
en el gran pentagrama del mundo.

Por qué me hace pensar en la estrella pitagórica. Por supuesto porque fue su principal mente, Pitágoras, quien relacionó cosmos con música y, de igual modo que en la tabla esmeraldina, diríamos que lo que está arriba es como lo que está abajo, que lo que está abajo es como lo que está arriba. Así la música de las esferas, la música del mundo. Parece, pues, que en nuestra humilde, sensible y críptica caverna, la poesía nos permite intuir las verdades que se cuelan entre las sombras.

Al fin y al cabo, la autora nos plantea la poesía como una forma de libertad, algo que tal vez nos libera, incluso de la palabra, incluso de nosotros mismos (“y la poesía un no poder decirla”). “Ella”, pues, es la poesía. Y quien canta es el amor. Cito unos versos de la tercera parte del libro, la Coda final:


redondas blancas
buen precio
corcheas semicorcheas
todo barato
fusas semifusas

silencio

en el regateo de notas
el precio no está marcado
pero tú ya sabes
qué valen las mejores

tú lo sabes
tú eres fértil
amor
porque de ti hacemos siempre
una nueva melodía

y la que escucha
la que escucha
no es ella
ella sólo mueve
las notas a distancia

y tú usas su voz para cantar.

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Silvia López Ripoll nos aporta un magnífico poemario con un hilo conductor que nos lleva a un sinfín de sugerencias sobre el hecho de escribir poesía, su inspiración, su filosofía, sus reflexiones, su propia creación de imágenes.

Por último, he de decir que las citas que encabezan las tres partes del libro no son baladíes.

Para la primera parte del libro, el Tema, una cita de Louise Glück: “Pedí lo que siempre pido / Pedí otro poema” (De Meadowland, 1996 louisse).

Para la segunda parte, Variaciones, una cita de Anne Carson: “Haré cualquier cosa para evitar el aburrimiento. Es la labor de una vida”.

Y en la Coda, una cita de Adam Zagajewski: “…y sigo sin saber / qué es el oro, la ausencia, la poesía”.

Sobre el autor
(Barcelona, 1958). Es doctora en Filología Hispánica por la UB, poeta y fotógrafa. Autora del libro «Hora de sortida» (Plaquetona-Vilamarins, 2017) y de artículos sobre literatura y poesía en revistas como Alga, El Ciervo, o CSIC. Ha organizado proyectos culturales, entre ellos «Homenaje al poeta y artista Antonio Beneyto» (La Virreina, 2022) o el proyecto poético-fotográfico «Poesia a cop d’ull» en septiembre de 2024 en Pati Llimona, Barcelona.
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