Nuestro colaborador en Miami, Pedro Medina León, rememora la figura de Edna Buchanan (Paterson, Nueva Jersey, 1939), la mítica cronista de sucesos de Miami de los años 80, cuando La ciudad del sol era la capital mundial del crimen. A pesar del machismo de los editores y los convencionalismos de la época, Buchanan, desde la redacción de la Sección de Policiales, la morgue, las comisarías y los escenarios del crimen, se encargó de destaparlo y documentarlo todo.
El 11 de julio de 1979, cerca de las dos y media de la tarde, una camioneta irrumpió en el parking-lot del Dadeland Mall, el centro comercial más concurrido de Miami en esa época. De ella bajaron unos sujetos armados que descargaron sus rifles en Crown Liquors Shop.
El saldo: heridos, casquillos de bala y sangre en el asfalto, cristales destrozados, carrocerías perforadas y las vidas de Germán Jiménez Panesso y Juan Carlos Hernández. El primero, colombiano, era un capo del narcotráfico, y el segundo, su guardaespaldas.
El atentado fue un ajuste de cuentas, parte de la Guerra de los Cocaine Cowboys, que se le atribuye a la viuda negra, Griselda Blanco, colombiana, llamada también La Madrina, cuya violenta historia ha sido recogida en Griselda, la polémica serie de Netflix recientemente estrenada.
El año setenta y nueve está grabado en el ADN de Miami por su violencia, registró 360 crímenes –los años 1980 y 1981 registrarían 569 y 622, respectivamente–. Los hechos que más marcaron a la ciudad fueron la masacre del Dadeland Mall y, más adelante, en diciembre, el asesinato del afroamericano Arthur Mc. Duffie, en Overtown, a causa de una paliza de más de media docena de policías, sin causa que lo justifique.
Edna Buchanan, la cronista
Estos fueron los años salvajes de Miami, pero además eran años en que, en las salas de redacción de los medios de prensa, humeaban las tazas de café hasta altas horas de la noche, entre ellas la de Edna Buchanan, en el periódico The Miami Herald.
Edna Buchanan nació y creció en Patterson, New Jersey. A muy temprana edad manifestó su interés por la escritura creativa y, aunque asisitió a algunos talleres, la necesidad de ayudar a su madre en casa llevó su vida por otros caminos. Con doce años empezó su periplo laboral en una factoría de abrigos, después detrás del mostrador en los almacenes Woolworth, en una tienda de ropa para bebés, en un photo studio… Nunca se contempló la posibilidad de que estudiara una carrera al graduarse del High School.
En el verano de 1961 Edna Buchanan y su madre viajaron a Miami de vacaciones y a Edna le bastó poco para advertir que Miami Beach sería su nueva casa. Aquí buscó un taller de escritura creativa y, casi sin proponérselo, con ello llegó un trabajo de columnista en el periódico Miami Beach Daily Sun, para el cual escribió cinco años sobre actualidad local.
El salto profesional, sin embargo, lo daría en The Miami Herald, donde a pesar de que luchó contra el machismo de los editores, que al inicio la relegaban a casos menores, durante dieciséis años logró cubrir cinco mil crímenes, de los cuales tres mil fueron asesinatos.
Buchanan, narradora y detective
En realidad, la labor de Buchanan en esos tiempos fue detectivesca más que periodística. Tras dos fracasos matrimoniales, con solo una gata que la esperaba para cenar, pasaba horas enfrascada en la sala de redacción, la morgue, las comisarías y los escenarios del crimen, recolectando piezas que le permitieran escribir una historia que apareciera publicada en primera plana, dado que, lo sostuvo siempre, la diferencia entre su trabajo y el de cualquier otro periodista consistía en que en el suyo el lector se encontraría con la narración de una gran historia.
Para bien o para mal, Edna Buchanan marcó la pauta en muchos de sus casos, fue ella quien siguió los pasos del propietario de la camioneta del Dadeland Mall hasta la puerta de su casa. Incluso cambió el rumbo de muchas investigaciones, como en el caso de Mc.Duffie, cuya primera versión de los hechos que dio a conocer la policía indicaba que se trataba de un accidente de motocicleta, pero que gracias a sus pesquisas, Buchanan reveló que se debió a una brutal paliza de policías anglos contra un afroamericano (este suceso desencadenó disturbios raciales con unos 15 muertos, en 1980).
El legado de Buchanan
Edna Buchanan recibió el premio Pulitzer (uno de los más importantes del periodismo internacional) por sus investigaciones en 1986. En ese mismo año se publicó un perfil suyo en The New Yorker, titulado Covering The Cops, firmado por Calvin Trillin, donde se decía que de las personas que más se hablaba en Miami era de Fidel Castro y de ella.
A finales de los 80 se retiró para seguir la pulsión visceral de escribir libros y, a la fecha, es autora de una veintena de títulos de ficción y no ficción, y creadora de la saga de Britt Montero (1992-2007), personaje emblemático de las letras locales y reportera de policiales para un muy importante diario miamense.