Cocaine Cowboys y Mutiny Hotel: crimen y mitología ‘noir’ en el Miami de los 80

Cartel de «Cocaine Cowboys: The Kings of Miami», Netflix, 2021

 
El reciente estreno de la polémica serie Griselda –basada en la vida de la narcotraficante Ana Griselda Blanco Restrepo– ha vuelto a despertar el interés por el problema global del tráfico de drogas y sus efectos omnipresentes de miedo, muerte y destrucción. Nuestro colaborador en Miami, Pedro Medina León, nos introduce en la atmósfera del lujoso y sórdido Mutiny Hotel de Coconut Grove, lugar frecuentado por La patrona de la coca y también base de operaciones de los Cocaine Cowboys durante los años 80.  

El 23 de noviembre de 1981, la revista Time publicó una edición con una portada que decía “Paradise Lost?”, ilustrada con el mapa de la Florida y un sol con carita triste. En la década de los ochenta, Miami tocó fondo…

En abril de 2017, los titulares de la prensa llenaron sus pantallas y primeras planas con la noticia de que el último de los Cocaine Cowboys, Gustavo Gus Falcón, hermano menor de Willy Falcón, había sido detenido en Orlando, montando bicicleta con su esposa, tras haber estado prófugo durante veintiséis años. A Falcón se le buscó en México, Colombia y otros países de Latinoamérica, sin embargo, nunca salió del país: solo cambió de identidad y se mudó al norte de Miami con su familia. Meses después, un juez federal lo sentenció a once años y tres meses de cárcel.

El Mutiny Hotel

A finales de los años setenta e inicios de los ochenta, Miami estuvo marcada en el mapa de Estados Unidos como la capital de la droga y el crimen. En aquella época sucedió la brutal matanza a sangre fría en el Liquor Store de Dadeland, la morgue colapsó y hubo que acumular cadáveres en carritos de compra de Publix. Los McDonald’s se quedaron sin cucharitas para agitar el café, pues eran las ideales para esnifar el “mágico polvo blanco”. El telón de esa “película de terror” se corrió en el Mutiny Hotel de Coconut Grove, zona que, en la actualidad, llamaríamos como el barrio hipster de Miami.

Tubbs y Crockett

En el deck del Mutiny, una terraza con vistas a la bahía, celebrities como los Led Zeppelin, Liza Minelli, Julio Iglesias, los protagonistas y productores de Miami Vice, Cat Stevens y muchísimos otros se reunían en interminables fiestas de Dom Pérignon. Era el lugar donde más se vendía cocaína y rubias platino en el país.

Además de la jet set, desde que el hotel abrió sus puertas en 1968, fue el cuartel de la mafia cubana desterrada por Fidel Castro, quien, una vez en el poder tras la Revolución, erradicó los casinos, cabarets y hoteles que degeneraban la isla.

A la ecuación también se sumaron, poco a poco, excombatientes de la Bahía de Cochinos, los marielitos y emigrados de la operación Pedro Pan.

Sal, Willy y otros criminales

Del mosaico de narcotraficantes, mafiosos y proxenetas que podía encontrarse en ese deck, salió una larga lista de criminales, entre los cuales destacaban dos jóvenes que abandonaron los estudios en el Miami Senior High School: Guillermo Willy Falcón y Salvador Sal Magluta.

Con apenas la mayoría de edad, Sal y Willy, quienes traficaban toneladas de cocaína, paseaban en sus lanchas de carreras y no les temblaba la mano cuando empuñaban un revólver, se posicionaron entre los druglords más importantes de Florida y del mundo.

Fue una década de gloria la de Sal y Willy. Su organización, Los Muchachos Corp, fue un vínculo directo entre Pablo Escobar y los cárteles colombianos en Miami, financió un atentado de la cia a Fidel Castro, adquirió propiedades en cash por más de dos billones de dólares y traficó aproximadamente setenta y cinco toneladas de coca.

Si bien la guerra contra el narcotráfico tenía las alarmas encendidas desde hacía tiempo, en 1988, el presidente George H. Bush y su administración iniciaron en Miami grandes operaciones con la DEA y la CIA para combatirlo.

El principio del fin de Los Muchachos llegó en 1991, con sus detenciones, aunque el juicio —uno de los de mayor trascendencia en la historia nacional, conocido como Los Estados vs. Los Muchachos— se realizó cuatro años después, ya que resultó muy difícil incriminarlos, debido a que asesinaron testigos y compraron jueces y fiscales.

Scarface, 1983

Sobre Sal Magluta pesa hoy una pena de 195 años, mientras que Falcón cumplió una condena de veinte y sus abogados pelearon para que no se le deportara a Cuba (nunca se hizo ciudadano estadounidense). Tras una polémica decisión, el narcotraficante fue expulsado a República Dominicana en noviembre de 2018.

La presencia constante de la CIA, la DEA, el Miami Police Department y los escándalos restaron encanto al Mutiny. La pérdida total del glamour la trajo la concurrencia de los marielitos que emulaban al héroe del momento: Tony Montana (Al Pacino), de Scarface (El precio del poder, en España; Caracortada, en Hispanoamérica).

En 1989, un grupo inmobiliario adquirió la propiedad y la derribó para construir un condominio boutique estilo europeo.
 

Sobre el autor
(Lima, Perú, 1977). Su novela Varsovia ganó el Florida Book Award 2017 y es autor de los libros: Mañana no te veré en Miami, Marginal y Tour: una vuelta por la cultura popular de Miami, y editor de las antologías: Viaje One Way y Miami (Un)Plugged. Además es editor del portal y sello Suburbano Ediciones; y como gestor cultural ha sido co-creador de los programas Pido la Palabra #CuentoManía, Miami Film Machine, Miami Literario y Escribe Aquí.
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