La madrileña Astrid Gil-Casares, quien además de libros escribe guiones, afirma que por encima de todo se considera lectora. Tanto, asegura, que, después de madre, es el rol al que más difícilmente podría renunciar. En la siguiente entrevista, Gil-Casares nos habla de Ese jueves al anochecer me subí al tren, publicada recientemente por la editorial Círculo Rojo. Esta es su segunda novela después de Nadie me contó (2020) y del guion de la película ¿Qué te juegas? (2019).
¿Te consideras una escritora de lectoras adultas?
Esta pregunta me hace sonreír, porque múltiples verdaderas literatas han escrito antes que yo para mujeres de más de 45 años. El primer libro que leí que me hizo tomar consciencia de la edad en la mujer fue La Viellese de Simone de Beauvoir. Luego llegaron La Naissance du Jour de Colette, Quartet in autumn de Barbara Pym, A House in Norway de Vigdis Hjorth y tantos otros.
Lo que sí es cierto es que mis dos únicas novelas (y la que estoy escribiendo ahora) van dirigidas a mujeres de más de 45 años. No he escrito ningún libro para un público más joven ni tampoco para hombres.
Por otro lado, creo que lo que es distinto en mis historias, en relación con las obras antes mencionadas, es que entiendo que, actualmente, una mujer de más de 50 o 60 años ya no está en ese ocaso al que hasta hace muy poco se la relegaba.
¿Tu nueva novela es, por tanto, una historia de mujeres?
Absolutamente. En este libro trato temas que tienen que ver con mujeres de mi edad, como el hecho de enfrentarse al nido vacío, la menopausia, el vértigo al entrar en esa etapa donde te asomas, teórica y falsamente, al final de tu existencia, etc.
Con todo, la protagonista de la novela decide, en ese momento, cambiar de vida. Y durante ese proceso se le cruzan sentimientos que no esperaba, entre ellos el enamoramiento.
Escribir sobre todo eso me sale naturalmente.
¿Consideras que el lector masculino pueda no sentirse interesado en meterse en la piel de tus personajes femeninos?
Me vuelves a hacer sonreír. Imagino, y a veces deseo, a ese lector masculino… pero no escribo para él.
Escribir Ese jueves al anochecer me subí al tren, ¿te liberó en cierto modo en el plano personal?
A mí lo que me libera, estremece, conmueve, hiere, transforma, endurece, enternece, enfurece, sana, calma… es la lectura.
Todavía tengo que entender qué me produce la escritura, porque me puede siempre la pregunta: ¿por qué escribir?
¿Leer es en este sentido una vía de empoderamiento?
Una sola palabra nunca podría describir todo lo que me aporta leer. Prefiero el silencio como respuesta.
¿Piensas dedicarte de lleno a la escritura?
Rotundamente no. La lectura, como he mencionado, es una parte de mi vida que me costaría enormemente dejar de lado (lo más difícil de abandonar después de la maternidad). No sabría solo escribir.
¿Recuerdas el comentario de alguna lectora que te haya impactado?
Ninguno en especial y todos en amalgama. He tenido la suerte de que la mayoría han sido positivos, y he de reconocer que los que me dicen que mis libros les han ayudado o motivado tienen un efecto especial en mi sistema, pero los negativos también me aportan.