El fin de la Realidad (y el fin de la ficción neoliberal): apuntes y reflexiones sobre la coronacrisis

Ilustración: Gee Vaucher

 
En el siguiente artículo, de la serie que Pliego Suelto dedica a las distintas aproximaciones suscitadas por la actual crisis sanitaria, el escritor Alberto Torres Blandina (Valencia, 1976) desmitifica los mecanismos del relato del neoliberalismo, interiorizado en nuestras vidas, e insta a afrontar una nueva Realidad. En su última novela, Después de nunca (Aristas Martínez, 2019), el autor describe el fin del mundo, mientras un virus se expandía por la Tierra. ¿Les suena de algo?

#1. Suspensión de incredulidad

Se llama suspensión de incredulidad al pacto que se produce cuando nos enfrentamos a una obra ficcional. Ante una novela o película aceptamos como ciertas las premisas que nos propone su autor. Mientras el mundo generado por la ficción sea coherente, consideramos sin reservas lo improbable, lo fantástico o incluso lo imposible. Aquí reside la diferencia entre verdad y verosimilitud. Como decía Aristóteles, cuando generamos una historia es mejor una mentira creíble que una verdad increíble.

#2. La realidad inverosímil

SEMI DETACHeD, G. Vaucher

La crisis del Covid-19 no era verosímil. Nos ha costado aceptar un pacto de suspensión de incredulidad con la propia realidad. Aceptar unas premisas a priori incoherentes con las expectativas generadas: que el ser humano, así lo afirmó el humanista italiano Pico Della Mirandola, es el centro del universo, por ejemplo. Que los habitantes del primer mundo eran intocables, por ejemplo. Que las pandemias globales eran solamente un tipo de películas catastrofistas norteamericanas, por ejemplo. Que la vida es algo más que trabajar y –entre los diferentes plazos, responsabilidades y urgencias– ocio, comida familiar semanal y algo de Tranquimazín.

#3. La imaginación secuestrada

El triunfo del relato neoliberal consiste en habernos hecho creer que no existe alternativa. Que no hay un afuera. Ninguna posibilidad más allá de un sistema cuyo eje central es el trabajo y las facturas. Incluso un trabajo que odies, incluso un trabajo que no te deje tiempo para la familia o los sueños, incluso por un sueldo precario, incluso soportando dolor de espalda, estrés, ansiedad o depresión. Las pastillas, la terapia, la soledad, la tristeza y la culpa como efectos colaterales del sistema. La sociedad del s. XXI como una mala novela llena de clichés. Incapaz de sorprendernos. La realidad como suma de costumbres, inercias y corsés.

      Y entonces el Coronavirus.

#4. La novela clásica del s. XXI

El relato del s. XXI tenía por protagonista a un hombre o mujer hecho a sí mismo a través de su esfuerzo personal y sus méritos. Caracterizado por una psicología freudiana donde los traumas infantiles generan depresión y ansiedad. Definido por una posición social que se muestra mediante la descripción de sus objetos (coche, móvil, camisa…), sus hobbies y el espacio que habita.

Ilustración: Carmen Segovia

Un espacio no excesivamente condicionante según el narrador omnisciente que nos cuenta la historia desde los mass media y la publicidad: el margen no es margen si el protagonista tiene voluntad. El esfuerzo todo lo puede, vengas de donde vengas. El capitalismo es la tierra de las oportunidades, seas millonario o rebusques en la basura. No es culpa del sistema si no consigues comer perdices o tener un chalé, sino tuya: de tu pereza o nula capacidad de sacrificio. La estructura de este relato es lineal, clásica y de sobras conocida por los lectores:

Aprendes a no masticar con la boca abierta, estudias ecuaciones y ortografía, te compras ropa a la moda, trabajas, compras coche en cómodas mensualidades, trabajas, buscas pareja, compras casa a treinta años, pospones sueños, trabajas, tomas pastillas para dormir, trabajas y te apuntas a algún curso de algo para trabajar cuando no trabajas, tienes hijos, trabajas y pagas a alguien que los cuide, vas al terapeuta, trabajas, compras apartamento en la playa, trabajas, pospones ideas para cuando no trabajes tanto, lloras a veces, trabajas, metes a tu madre en una residencia, trabajas, ya habrá tiempo de vivir y dejar de hacer concesiones frente al espejo cuando dejes de trabajar, siempre hay algo nuevo que pagar, sientes culpa porque tus hijos crecen porque tus padres mueren, te compras una moto, una tele más grande, un monovolumen.

Los objetos como problema y como solución. Chute de dopamina para paliar el vacío. Argumento simple de la ficción capitalista: trabajar para comprar. El conflicto reducido a pagar las hipotecas y llegar como sea, a arañazos si hace falta, al fin de semana. La épica reducida a un par de horas extras y llegar a tiempo a la reunión con el maestro de tus hijos. La utopía reducida a un televisor más grande.

El anticlímax, cada domingo por la tarde. La acción mata el pensamiento. Apúntate a algo entonces, piensas demasiado el domingo por la tarde. Sal a comprar para procurarte tu dosis de endorfinas. Por suerte, muchos centros comerciales abren.

#5. La grieta

Raymond Pettibon, 1982

Lo inaudito rompe el horizonte de expectativas de la propia realidad. El punto de giro es inesperado: un virus. ¿Un virus? La realidad es de pronto serie B. Cutre como lo era el mundo en el que vivíamos. El apocalipsis a imagen y semejanza de nuestra sociedad y cultura: de Tele5, Ok Diario, Mr. Wonderful y David Bustamante. En La Sexta, Ferreras retransmite el apocalipsis con la música de 300 de fondo mientras da paso a una reportera buenorra que cuenta por miles los enfermos. Jorge Javier Vázquez, entre edredoning y edredoning, se lamenta por los que mueren solos en hospitales abarrotados. Abascal, recién bajado de su caballo Babieca (y de la Edad Media), llama al ejército con el objetivo de guiar las nuevas Cruzadas contra el respeto y la democracia.

En nombre del miedo. Securitas Direct aprovecha para vender y los gobiernos para geolocalizarnos en nombre de la vida. LA VIDA. Los derechos no importan si lo que nos jugamos es la vida, parece decir el estribillo de la banda sonora de esta película. Vale más vivir arrodillado que morir de pie, parece decir el subtexto. La revolución murió frente a Netflix.

De pronto la realidad ya no se sostiene: colas y mascarillas en los supermercados. Se ha salido del guion. Coches de policía en calles vacías y helicópteros sobrevolando las terrazas. El extraño punto de giro nos hace abrir los ojos y ponernos rectos sobre la silla de nuestras inercias. ¿Un virus? ¿Y ahora qué?

Los músculos en tensión. Miles de millones de personas confinadas en casa. Venecia vacía. La Quinta Avenida vacía. Las mezquitas, los colegios y los centros comerciales. Vacíos. No queda papel del váter en los supermercados y Ana Rosa junta a Andy y Lucas gracias a la tecnología para que puedan cantar una canción en dueto. El punto de giro nos ha pillado desprevenidos. ¿Y ahora qué?

#6. Imagine, John Lennon

Illustración: DR.ME

Otro escenario es posible. Se ha abierto una grieta. Hemos suspendido la incredulidad: las posibilidades del relato pueden ampliarse pero la fuerza de la costumbre sigue guiándonos. Imitamos dentro de casa la vida que teníamos fuera: clases online, cursos y festivales en Instagram, cervezas en videollamada de Whatsapp, pilates en Youtube, reuniones de trabajo en Zoom.

Intentamos que nada cambie aunque todo haya cambiado. Nos aferramos a lo conocido, sin darnos cuenta de que somos conquistadores de un nuevo mundo y no nos hemos dado cuenta. Cristóbal Colón llamando indios a los taínos aunque no se parezcan en nada a los habitantes de India. Confundiendo lo esperable con lo real. Intentando que lo conocido encaje en los nuevos mapas. Mirando el tiempo en la aplicación del móvil en lugar de a través de las ventanas.

Pero no importa. Porque se ha abierto la grieta. Porque se ha roto el horizonte de expectativas. Porque nos empezamos a dar cuenta de que el relato puede ir hacia otro lugar diferente al habitual. De que es momento de romper con lo que nos hacía infelices, con una ficción neoliberal que prima la cuenta bancaria a los vínculos afectivos, las horas extras al tiempo libre, la productividad a la salud.

Una nueva realidad es posible. Una nueva realidad que se amolde a nosotros. Y no nosotros a ella hasta quedar anquilosados en posturas antinaturales. Porque eso somos ahora: seres fracturados, atrofiados, herniados, dislocados al intentar imitar ese modelo que nos han enseñado qué debemos ser

  • Escojamos nuevas posturas. Más cómodas.
    Que nos hagan más felices.
  • Reinventemos la Realidad.

 
#7. ¿Pulsamos RESET?
 

Sobre el autor
(Valencia, 1976) Es profesor de literatura y creación literaria. Ha publicado diversas novelas: Después de nunca (2019), Contra los lobos (2016) y Con el frío (2015), las tres en Aristas Martínez; Niños rociando gato con gasolina (finalista del Premio Café-Gijón 2008, Siruela), Mapa desplegable del laberinto (Siruela, 2010) y la novela infantil El aprendiz de héroe (Edelvives, 2009). Coordina el colectivo literario Hotel Postmoderno con quienes ha publicado dos novelas.
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