Solange Rdguez. Pappe: “Los fantasmas están ahí para darle sentido a nuestras pérdidas, culpas, aspiraciones”

Fragmento cubierta de «La primera vez que vi un fantasma», Ed. Candaya

 
Solange Rodríguez Pappe (Guayaquil, 1976) es una figura emergente del género fantástico y sobrenatural en Latinoamericana. Conversamos con ella acerca de su desembarco en España a través de La primera vez que vi un fantasma (Candaya, 2018), libro de cuentos que recrea atmósferas inquietantes y realidades tangibles, donde lo terrenal y lo espiritual tienen plena cabida. Rodríguez ha publicado entre otros títulos: Levitaciones (2017, Edición de Autor), La bondad de los extraños (Antropófago, 2016), Caja de magia (Parafernalia, 2015), Balas perdidas (Casa Tomada, 2010), El lugar de las apariciones (Edino, 2007) y Tinta sangre (Gato Tuerto, 2000). Sus relatos han sido traducidos al inglés, al francés y al chino mandarín, y participará en la FIL de Guadalajara 2019, que se desarrollará entre el 30 de noviembre y el 8 de diciembre próximos.

[Leer un fragmento de La primera vez que vi un fantasma]

¿Podrías contarnos cómo se realizó la selección de los cuentos que componen La primera vez que vi un fantasma?

Olga Martínez y Paco Robles, de Candaya, leyeron La bondad de los extraños cuando vinieron a Guayaquil, invitados al encuentro poético Iliana Espinel, y a partir de esa impresión conversamos sobre la posibilidad de trabajar juntos en un futuro libro de cuentos. Eso fue en 2017. Yo estaba elaborando un conjunto de relatos a partir de la experiencia de moverme por las carreteras de los Estados Unidos y atravesar las vías durante la noche, mirando horas y horas el asfalto iluminado por la farola del auto, contando historias de terror al conductor (para que no se duerma) y llegando en la madrugada a hoteles raros, donde había manchas de sangre en las sábanas.

Solange R. Pappe, escritora

Sabía que todo eso tenía que contarlo. No es que uno planifique estas cosas, pero es que los fantasmas iban apareciendo con naturalidad. En septiembre de ese año, cuando pasaba la noche en un hotel de Las Vegas, abrí los ojos a las tres de la mañana y vi algo que definitivamente me lo confirmó. Pensé: “Esta es la primera vez que veo un fantasma”.

Los procesos creativos son la suma de situaciones, que uno debe ir colocando estratégicamente en su lugar a medida que suceden, pero nunca serán la forma definitiva del libro. El tiempo ha dado la razón a las cosas que decidimos juntos. Lo extraordinario del trabajo con editores serios es que ellos ven cosas (sobre tu trabajo) que jamás, a uno como autor, se le hubiera ocurrido pensar. No fue difícil ponernos de acuerdo. Como siempre pasa, unos cuentos quedaron fuera, otros entraron.

En tus relatos, los fantasmas no son meras apariciones, sino que se presentan como una prolongación del ser humano….

¿Te has fijado que todo el mundo tiene historias de fantasmas para contar? El fantasma se necesita por todo lo que representa. Me refiero a que son las manifestaciones de aquellas cosas que no entendemos, pero que necesitamos fabricar para que el mundo tenga sentido. Fantasmas, milagros, señales, coincidencias, dioses. Todos nacen de ahí mismo, de nuestra máquina simbólica.

El ser humano no puede lidiar con la realidad sin colocarle un significado a todo. Los fantasmas están ahí para darle sentido a nuestras pérdidas, a nuestras culpas, a nuestras aspiraciones. A la vez, no sé si todos los fantasmas deban dar miedo.

Solange R. Pappe, 2016

Si revisamos la historia de los fantasmas, muchos de ellos venían a hacernos advertencias, a darnos mensajes acerca del futuro. Creo que muy pocos de mis fantasmas dan pavor. Si pienso en textos como “Un paseo de domingo”, “La primera vez que vi un fantasma” o el relato de Olivia, creo que son presencias que hasta consuelan. No todos los fantasmas están enojados o buscan venganza, muchos de ellos nos abrazan para que nos sintamos menos solos.

Si tenemos un fantasma personal, tenemos una historia. ¡Y qué interesante es tener una historia! En mis clases de relato, cuando les propongo a mis alumnos contar oralmente algo, de diez narraciones que escucho siete son de terror. Siempre me llamará la atención este fenómeno. Y estamos en pleno siglo XXI: la imaginación sobrenatural es una condición intrínsecamente humana ligada al pensamiento mitológico.

En el libro escribes: “Los monstruos, cuando nos encontramos, jamás volvemos a estar solos”. ¿No se puede desviar la monstruosidad? ¿Es una condición sine qua non de la existencia?

Esa frase la dice Olivia, cuando descubre que tiene más en común con su antagonista de lo que cree. Se pasa todo el cuento huyendo de alguien que resulta ser su aliada. Fantasmas y monstruos no son el enemigo, no son el otro, son como nosotros.

Apelo a normalizar un poco más las rarezas y me interesa imaginar cómo sería el mundo, si esto fuera posible Un mundo con animales realmente libres, que se las han ingeniado para sobrevivir, a pesar de que los hemos destrozado con nuestra manipulación. Un sitio donde una mujer pueda casarse con una planta como un acto de militancia. Un lugar donde aceptamos calmados nuestra extinción, porque hemos entendido que la vida es un ciclo que debe renovarse.

Solange R. Pappe, 2018

En vísperas de escribir el cuento “Un hombre en mi cama”, leí sobre una mujer que había contraído matrimonio con el fantasma de un pirata en aguas internacionales. Y otra que se había hecho novia de una estación de trenes del pueblo de su infancia. Soy una buscadora bizarra, una fantasista que sabe que estamos cruzados de historias raras, que no pasan necesariamente en la literatura. Todos podemos ser monstruosos para alguien.

Echando una mirada al conjunto de tu obra, siempre has apostado por la escritura de textos con un claro componente fantástico. ¿Lo extraño forma parte de nuestra vida de manera tan intensa que uno ya no ve extrañeza?

Lo extraño no necesariamente tiene que dar miedo… O bueno, no me da miedo a mí. Tal vez, si abres la puerta secreta lo que encuentras allí no va a ser nada terrible y más bien descubres cosas interesantes de ti mismo.

Te voy a contar una historia, porque justamente las historias funcionan para estas cosas… Hace poco, para cerrar el ciclo del libro del fantasma, transcribía una narración que me contó alguien en España sobre un escritor ecuatoriano, ya fallecido, que tenía fama de místico. Justamente cuando iba por la parte del relato que lo involucraba, aconteció algo que puedo llamar un suceso. Una pequeña inclinación en la realidad. Suena muy cortazariano, pero te puedo asegurar que algo que no debía moverse, se movió. Fue raro, pero no me dio miedo, más bien aproveché para decir en voz alta: “Vamos, permíteme contar esta historia sobre ti que ha venido desde Madrid, voy a hacerlo porque es interesante. Lo haré con respeto”.

Solange R. Pappe, escritora

Y así pasó. La transcribí. Quiero creer que César Dávila, a quien apodaban El Fakir, me dio permiso de plasmar la noche en que, se supone, levitó en casa de unos amigos.

En el cuento “A tiempo para desayunar” escribes: “Paso el tiempo meditando sobre el pasado o escribiendo sobre él en los cuadernos, así que usualmente me atraso y salgo atropellado, dejando las mejores ideas a medias”. ¿Cómo te enfrentas a la escritura?

Escribo más allá de mí. Suponiendo todo el tiempo. No soy una escritora biográfica. O más bien, en publicaciones anteriores he rescatado lo más fantástico de lo cotidiano. También creo que esta no será mi voz siempre, exploraré otras cosas, porque todo el mundo evoluciona. Más allá de la escritura de la imaginación, me interesan mucho el ensayo y la antropología.

Hace poco acaba de salir publicada mi tesis de Maestría sobre cómo algunos escritores ecuatorianos imaginan será el fin de Guayaquil. Casi todos suponen que será por una inundación, y tiene lógica, porque Guayaquil es una ciudad costera. Las ideas pueden venir de cualquier lado y hay que ser un receptor atento. No siempre son cuentos, aunque el cuento me merece muchísimo respeto porque es un género noble y muy antiguo.

El relato “Pistola cargada” es un ejercicio literario en el que el lector asume un papel destacado, a pesar del desenlace que sirve de guiño al resto de tus cuentos, que gozan de finales abiertos. ¿Qué intencionalidad esconden estos finales abiertos?

Jorge Carrión, 2010

Me han dicho que se me dan bien los finales. Me lo dijo Jorge Carrión, así que me lo creo. La verdad no sé qué significa eso ( ¡ja,ja,ja,ja! ). Los cuentos son organismos inteligentes, no puedes tener un buen final, si lo que lo antecede no apoya esa construcción equilibrada que has realizado. Los finales abiertos son como la vida. Usualmente no se dan los nuncamases y uno queda expectante.

Tampoco tengo idea de qué ha pasado con algunos de mis personajes. No sé qué ha sucedido con Joaquín de “Pequeñas mujercitas”. Yo también deseo saber si esa fue la última noche de su vida o si fue una noche más de placer. Tampoco sé si el muchacho de “El atanudos” pudo encontrar sus llaves, y si pudo ir a su grupo de cálculo, al día siguiente.

El escribir la historia hasta el punto en que la comunicas, no hace que sepas cómo termina. Eso es parte de los misterios del texto. Y cuanto más misterioso, más intranquilidad en los lectores.

José Emilio Pacheco escribió “Parque hondo”, y yo creo que en ese relato está el final más desasosegante de la tierra. He intentado homenajear a lo que me impresiona y, honestamente, le deseo lo mejor a mis personajes, que puedan salir de las encrucijadas de donde los he colocado, que sean felices, que yo pueda volver a verlos….

En tus cuentos destaca cierta búsqueda de la oralidad, de narraciones al más puro estilo de los cuentacuentos o al monólogo teatral, ¿tienes en cuenta la sonoridad de las palabras a la hora de escribir? ¿Lees tú misma tus cuentos en voz alta?

Sí. Varias veces. Los relatos cortos más que los otros. Los trato como un poema. Deben sonarme bien y luego los leo con público. Si veo que funcionan, pues quedan. Si no, se van a descansar y los trabajo otra vez.

José Emilio Pacheco, 1972

Una de las cosas que hago en mis talleres de cuento es que, antes de lanzarnos a escribir, le digo a cada estudiante: cuéntame la historia que quieres trabajar. Cuando ellos se escuchan, ya saben si tienen clara la historia o no. El primer paso es poder contarlo, así sabes en qué parte debes reflexionar mejor sobre lo que sucederá.

En La primera vez que vi un fantasma hay muchos relatos enmarcados, alguien le cuenta a otra persona una historia, porque no puede con ella. Lo hace Olivia, lo hace la madre en “Matadora”, lo hace Ariadna en “El atanudos”, lo hace el chico que nunca llega a tiempo para desayunar… Las historias maldicen, bendicen, se transmiten, son como una infección viral.

En “Matadora” aparecen cuestiones muy cadentes hoy en día como la violencia de género o como la educación de una hija desde ideas preconcebidas, basadas en una mirada masculina. En España, el feminismo tiene un eco reivindicativo muy presente en los últimos años, ¿cómo se vive en Ecuador y por extensión en Latinoamérica? ¿Crees que es un deber ser feminista hoy en día?

Es un deber ser empático hoy en día, porque es real que nos estamos quedando sin planeta. Y la mirada que yo tengo del feminismo es una mirada de empatía. Si no somos empáticos, esto se va al demonio muy pronto. Una de las cosas que han dicho de mis relatos es que en ellos hay una mirada femenina sobre lo fantástico y que eso, en la tradición latinoamericana, que es tan testicular, es parte de una re-escritura necesaria.

Ni te cuento cómo ha sido en Ecuador…Unos señores muy simpáticos sentados en una mesa discutiendo sobre el futuro de las letras del país, sin preguntarse por qué no hay ninguna mujer en esos lugares. Diciendo que tal escritora es guapa, pero ha envejecido y tal otra es simpática, pero es gorda”.

Escritoras de lo fantástico en Latinoamérica y España, 2019

Todo normal, todo bien para ellos. Ni se lo cuestionan. Se calman diciéndose que tal vez no haya ninguna lo suficientemente buena todavía para merecer hablar con autoridad. Ellos ni siquiera se han molestado en hacer esa investigación, porque no les importa. Y cuando las escritoras ecuatorianas publican en España, resulta que hay que ver si esa obra es de calidad, que el tiempo lo dirá, tratándonos como si fuéramos tan idiotas que no podemos darnos cuenta de algo tan obvio por nosotras mismas…

La validación patriarcal no es un tipo de validación que me interese, tampoco la del canon. Mis mujeres son monstruos maravillosos, solo siendo monstruos lograremos un cambio inclusivo. En Ecuador hay grandes escritoras y enormes escritores, esta visibilidad que tenemos ahora las autoras ecuatorianas es una minúscula plataforma para invitarlos a conocer nuestra literatura.

Volviendo a la publicación de tu último libro. Tienes una importante producción literaria en Latinoamérica, pero solo recientemente se ha publicado tu obra en España. ¿Ha sido diferente trabajar con un sello español?

En cuanto a la realización de una gira y que haya tanta difusión en prensa y en revistas, sí ha sido diferente. También hay que considerar que muchas de mis publicaciones han sido autoediciones, y que fue a partir de La Bondad de los extraños (2015) cuando tuve la experiencia de cómo se hace una tarea editorial, trabajando con Cadáver Exquisito (Guayaquil) y Antropófago (Quito).

Con Olga Martínez y Paco Robles, de Candaya, emprendimos en marzo una gira por nueve ciudades a manera de road movie, y sentí que estaba conviviendo con personas que se involucraban honestamente y a fondo con la creación de sus autores. Es una editorial pequeña, pero enormemente respetada. Publicar es España ha sido un salto enorme y de mucha responsabilidad. Esta entrevista es una de esas gratas consecuencias.

Jacobo Siruela, 2010

Finalmente, ¿en qué nuevos proyectos te encuentras trabajando?

Los cuentos se me acumulan solos, así que ese proceso sucede siempre naturalmente. Con todo, justo ahora estoy trabajando en un proyecto de largo aliento sobre el tema de los sueños. Eso sí me requiere investigar, tomando notas y soñando. Como dice Jacobo Siruela en El mundo bajo los párpados (2010), nadie se ha tomado la molestia de documentar los sueños, pese a que son parte de la historia de la humanidad. Ahora me interesa soñar mucho y soñar raro. Así que para finalizar esta entrevista te cuento un sueño:

«Voy a ver a un amigo que está poseído por el diablo. Llegar a su departamento cuesta lo suyo: ascender por cuerdas, pasar pisos oscuros, trepar por muros que tienen formas escabrosas. Al llegar, el amigo trata a las personas que lo visitan de manera elegante y culta, es un buen anfitrión, ni parece poseído por el diablo, o al menos, por ese diablo que nos ha vendido el cine, lleno de escupitajos y blasfemias. Este amigo es erudito y afable. Me pregunta si deseo escuchar las palabras del diablo, en el sueño son proféticas, pero el precio es que se me caigan las orejas. Accedo, entonces profetiza pero yo no puedo retener ninguna de sus profecías y tampoco sé si sirven para mi vida; pero claro, luego de unos segundos mis orejas se desprenden de mis costados y se caen. No tengo que mirarme al espejo para saber que eso ha sucedido porque lo acabo de sentir».

 
Y ya está. Ese ha sido también un final abierto…
 

Sobre el autor
(Salon de Provence, 1986). Aunque nacida en Francia, España es, sin lugar a dudas, su país de adopción. De hecho, se especializó en literatura española y, concretamente, cursa un doctorado sobre dramaturgia contemporánea. Es co-directora de la Revista de Investigación Teatral Anagnórisis. Y, a pesar de la crisis, también co-dirige la Editorial Anagnórisis, sello digital especializado en teatro y estudios humanísticos.
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