Los escritores y sus textos: Eduardo Atilio Romano introduce Últimos Estertores

Eduardo Atilio Romano, Fondo Editorial Provincial de Salta, 2018

 
A través del siguiente texto, preparado especialmente para Pliego Suelto, el escritor y poeta, Eduardo Atilio Romano (Orán, Argentina, 1971), nos introduce en el universo de su último libro, Últimos Estertores (Fondo Editorial Provincial de Salta, 2018), el retrato introspectivo de un narrador y sus planes de asesinar a escritores mediocres durante un trayecto vía Renfe entre Barcelona y Madrid. Romano ha publicado además dos libros de cuentos: Estació Sants (Ed. La Cocina de Gómez, 2013) y Agua de Coco (Tunparenda, 2001), y cuatro poemarios: Qosqo (El Suri Porfiado, 2009), Estrecho Mar (Villalpa-Málaga, 2006), La tristeza en mis bolsillos (Colecciones Veredas, 2002) y Derramo un Hombre (Tunparenda, 1997).

Este libro, y antes digo, que hablar de un libro propio siempre es difícil porque no se puede tener una mirada imparcial y objetiva. Me sugiero, entonces, que para hablar de Últimos Estertores me haga un par de preguntas previas.

Fotografía: Jorge Zapata

La primera sería: ¿Cuándo comencé a escribir la historia? Fue hace unos tres años. Primero salió a modo de texto difuso, que al comienzo titulé Tren”, y no llegaba a las seis páginas. Allí avizoré algunos personajes, los cuales se creían buenos escritores, pero, como todo es relativo, hubo alguien que no los consideraba así.

Más tarde, este último personaje encarnó al protagonista, un escritor asesino, un psicópata. Y así, de a poco, fui construyendo este perfil a lo largo de la trama, que se transformó en una serie de capítulos con números romanos. Todo me llevaba ya a pensar en una novela, no en un cuento, pero al llegar a la página 80 no encontré más argumento para continuar. La historia del escritor asesino se había acabado (por lo menos hasta ahora) en un bar de Lavapiés en Madrid.

Últimos Estertores, por explicarlo de manera simplificada, es un libro que aborda el tema del lenguaje. También se entremezcla la Historia, un poco de historia argentina en el texto que escribe el escritor asesino, y elementos que tienen que ver con la biografía personal del autor, en una suerte de tiempos entrecruzados. Hay, como se ha apuntado, un sujeto-narrador que está escribiendo una novela en la novela misma. En todo ese proceso emerge un cuestionamiento de las reglas gramaticales, tanto en el modo de escribir la historia como en la crítica misma de esas reglas.

Revista de arte y cultura

Es un libro para indagar. Un libro sencillo o, mejor dicho, un libro de una sencillez aparente bajo la que se descubren cuestiones más complejas e interesantes.

El texto lo di por finalizado después de muchas correcciones, de muchos tiempos en off sin siquiera mirarlo. Hasta que tuve la oportunidad de volver a él y presentarlo a un concurso. Por la escasa cantidad de páginas que posee, no encajaba en la categoría de “novela”. Así que transformé en títulos los capítulos encabezados con números romanos, reorganicé las partes y lo presenté, en esta nueva versión, al Concurso Literario de la Provincia de Salta 2017, donde le fue concedido el primer premio en la sección de cuentos.

Últimos Estertores es un libro que se envió, antes de ser publicado, a los buzones de correos electrónicos de algunos amigos poetas, incluso llegué a imprimir la historia y entregársela a un buen amigo oranense. Todo para saber la opinión de cada uno y pensar en alguna propuesta de mis lectores que me ayudara a encaminar el texto, un texto que siempre fue cambiando.

Es un libro que pasó una noche de lectura en La Cocina de Gómez, una tertulia literaria a deshoras con amigos poetas y de otras ramas del arte, que después se transformó en un emprendimiento editorial y en una revista de Arte y Cultura en Salta. Allí entre fernet, horas, poesías, una buena comida, hoja de coca, bica y música fuimos desgranando la historia del escritor asesino.

E. Atilio Romano, 2018

La segunda pregunta a la que aludía al comienzo sería: ¿Por qué escribí la historia? Creo que se debe a la constante búsqueda de la palabra que caracteriza a cualquier escritor o poeta. Una búsqueda que, para mí, se torna infructuosa y muchas veces se transforma en manotazos de ahogado.

En el libro, el personaje principal lleva consigo un bagaje de lectura exquisito y es ese el termómetro con el que juzga a los escritores que lee. Es tan atroz su crítica que se vuelve un ser irracional. Porque no se puede andar por la vida asesinando a escritores de poca monta, no nos alcanzaría el tiempo para dar con todos (ja… ja… ja).

Sé que en este mar hay muchos peces y cada uno hace lo que puede para lograr escribir algo.

Creo que escribí Últimos Estertores para responderme eso mismo.

Sé, también, que a la escritura no se la debe tomar a la ligera, ni debemos pensar que esto es una carrera de fórmula uno, en donde el campeón es el que llega primero.

Sé que lo importante es escribir algo que pueda ser leído, algo que nos permita emocionar al otro, algo que nos permita sobrevivir a pesar de la muerte. Y si no se logra, el intento lo vale.

Sé que la experiencia de vida y la experiencia de lectura son importantes a la hora de escribir un texto. Pienso en Juan  Rulfo, Antonio Rabinad, Juan Marsé, Ana María Matute, Carlos Hugo Aparicio, María Teresa Andrueto, Francisco Zamora, etc.

Walter Adet, poeta salteño, dice en un fragmento de uno de sus poemas:

Forastero en el mundo
pájaros en pozos de aire
yo construí lo mismo
que un tajamar en el desierto
mi poesía
y fue una entretejida red mi mano
cernidora de arenas movedizas
Yo la buscaba igual que a un hueso de hongo
lejos en donde nadie ha visto nunca
y era la vida
y era la muerte

Este es el sentido sublime y de búsqueda que representa la escritura.

Para mí, escribir es como seguir a un Dios que me salva, me exorciza y me libera cada día.
 

Sobre el autor
(San Ramón de la Nueva Orán, 1971, Salta, Argentina), poeta y escritor, licenciado en Filología Hispánica por la Universitat de Barcelona. Ha publicado los libros de cuentos: Ultimos Estertores (Fondo Editorial de Salta, 2018), Estació Sants (La cocina de Gómez, 2013) y Agua de Coco (Tunparenda, 2001); y los poemarios: Qosqo (El Suri Porfiado, 2009), Estrecho Mar Editorial Villalpa, 2006) y La tristeza en mis bolsillos (Colecciones Veredas, 2002). También es miembro de La Cocina de Gómez Ediciones.
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