Viajes dibujados es el último monográfico especial de Altaïr Magazine. Este número contiene 14 viajes plasmados a través de crónicas ilustradas de no ficción, realizadas en cinco continentes por periodistas, escritores y artistas gráficos como Peter Kuper, Sarah Glidden, Pere Joan, Amanda Mijangos, Eloy Fernández Porta, Marcos Prior, Gabi Martínez o Agustín Fernández Mallo, entre muchos otros. Pliego Suelto conversa con Jorge Carrión, asesor editorial del proyecto, quien nos descifra las claves del auge del periodismo en viñetas, y nos aproxima al fenómeno como una herramienta de exploración y reconocimiento del viaje para sentir y contar el mundo en que vivimos.
En los últimos años has mostrado un especial interés por el género del cómic, y más concretamente el cómic periodístico. ¿Qué te llevó a interesarte por este género?
Hay un momento fascinante, que es el momento en que pasas de ser lector a ser escritor. Supongo que me pasó de niño con la literatura. Ahora me ha pasado con la novela gráfica. Aunque leí muchísimos cómics de superhéroes durante la adolescencia, fue en 2005, cuando regresé a Barcelona, el año en que leí Watchmen y otros clásicos de la novela gráfica. Lo hice en paralelo a la visión de Los Soprano y otros clásicos de las series de televisión.
Esas lecturas me llevaron a la escritura de la novela Los muertos. Todavía no me he embarcado en ningún proyecto de serie, pero durante la crisis económica decidí que en los chatarreros de Barcelona había una historia que debía ser contada, conocí a Sagar y comenzamos a trabajar. De ese modo pasé de leer a Joe Sacco a intentar hacer mis propios cómics de no ficción.
Recientemente, has asesorado el último número de la revista Altaïr Magazine, un monográfico en el que diferentes autores se congregan para narrar viajes desde la viñeta. ¿Cómo surgió esta idea? ¿Cómo se seleccionaron a los autores?
Pere Ortin, el director de la revista, y Mario Trigo, su redactor jefe, son también amantes del cómic. Sabían que yo soñaba con hacer una antología de periodismo en viñetas y me llamaron para que la hiciéramos juntos.
Después de editar en Anagrama Mejor que ficción: crónicas ejemplares (2012), empecé a preguntarme si el «nuevo nuevo periodismo» no se estaría haciendo en realidad en otros medios, como el cómic, y no dentro de los límites de lo textual.
Creo que Viajes dibujados demuestra que es así. Con Pere y Mario escogimos tanto a referentes del género, como Peter Kuper, Olivier Kugler o Sarah Glidden, como a autores que están en sus márgenes, como la ilustradora Amanda Mijangos, que ha hecho una preciosa pieza poética, o el ensayista Eloy Fernández Porta, que se ha unido al dibujante y guionista más afterpop de España, Marcos Prior, para diseñar unas interesantísimas páginas sobre el turismo.
Desde los 14 viajes que se proponen, los autores y dibujantes se han acercado a la temática desde puntos de partida y de fuga dispares propios de la crónica. ¿Es una forma de demostrar las múltiples facetas de este género periodístico y poner de manifiesto su versatilidad en otros soportes?
Efectivamente. Aunque desde que Joe Sacco comenzó a publicar sus grandes libros en los años 90 predomine el yo que se dibuja a sí mismo y habla en las viñetas, hilo conductor periodístico de la historia, hay muchísimas otras opciones. Las colaboraciones entre Tyto Alba y Gabi Martínez, por ejemplo, muestran que es posible un desdoblamiento entre quien vivió la experiencia y quien la dibuja, o un diálogo muy fértil si viajaron juntos. La combinatoria es muy rica y sigue abierta.
De alguna manera este monográfico nos acerca a esta tendencia fotográfica que asumimos todos los viajeros de querer captar momentos, compartirlos y, al final, reconstruir parte de este viaje con postales. En la era del selfie, del postureo, de la acumulación de fotos similares en los lugares “imperdibles”, ¿el dibujo es una vuelta a la esencia del periodismo?
Aunque siempre ha existido un vínculo entre el texto y el dibujo en la experiencia viajera, tal vez sea a partir del siglo XVII, en el contexto del Gran Tour, cuando ese vínculo se vuelve más explícito. Los jóvenes aristócratas europeos tenían que escribir cada día largas cartas a su familia y recibían lecciones de dibujo del natural.
Después de un paréntesis de más de un siglo, en que se impusieron la fotografía y las narraciones audiovisuales, el buen momento que viven el cómic y el sketching se pueden interpretar como un regreso a esos siglos en que se configuró el espíritu viajero europeo. Aunque nazca antes, el periodismo moderno madura al mismo ritmo que lo hace la fotografía. El cómic abre ahora nuevas perspectivas.
Si bien la crónica periodística en viñetas existe desde hace varias décadas, en España está irrumpiendo en los últimos tiempos con cómics como La grieta de Carlos Spottorno y Guillermo Abril o El invierno del dibujante de Paco Roca. ¿A qué crees que se debe esta eclosión?
Cuando publicamos Barcelona. Los vagabundos de la chatarra (2015), la crítica especializada y los estudiosos del periodismo destacaron nuestra novela gráfica como la primera que se publicaba en el ámbito del periodismo en español. Antes, por supuesto, ya se habían publicado libros de viaje y cómics autobiográficos.
Creo que son tres fenómenos paralelos, que nacieron a la vez en Estados Unidos y en Francia hace casi medio siglo y que se han ido volviendo globales: el periodismo, el ensayo y la autobiografía en viñetas. En estos momentos Paco Roca, en efecto, está hibridando magistralmente los tres ámbitos, con una respuesta extraordinaria por parte de su público fiel.
Publicaste, como has señalado, junto a Sagar, dos libros: Barcelona: Los vagabundos de la chatarra, que se adscribe al cómic periodístico, y Gótico, un cómic más híbrido. ¿Nos podrías hablar de ellas?
Mientras que en Barcelona. Los vagabundos… Sagar y yo hicimos un trabajo periodístico, un retrato de la ciudad durante la crisis económica, a partir del análisis de la circulación de la chatarra, con muchas entrevistas a chatarreros; en Gótico hemos cambiado de registro para abordar el cómic ensayístico. Intento que todos mis proyectos sean muy distintos, también en el cómic.
Por otro lado, con Javier Olivares acabo de publicar el relato ilustrado Shakespeare & Cervantes, que no tiene nada que ver con otros libritos míos, y trabajamos en una novela gráfica que también es, por cierto, muy rara.
Gótico se inserta, de algún modo, en este creciente interés de los museos por dedicar parte de sus recursos en la creación de cómics (el MoMa, el Centre Pompidou, el MNAC…). Según tú, ¿a qué se debe este fenómeno?
En la búsqueda de nuevas audiencias, sobre todo jóvenes.
El cómic es un lenguaje universal, que puede llegar a lectores y espectadores de todas las edades.
Parece que el cómic está en claro auge, ¿cómo ves su futuro?
Yo diría que es un lenguaje que no deja de crecer, tanto en términos creativos como de mercado.
Además, en los últimos años se han sumado muchísimas dibujantes y guionistas. Por eso en Viajes dibujados tenemos, además de Glidden y a Mijangos, a Carla Berrocal, Susanna Martín, Zeina Abirached y a Aude Picault.
El gran cómic de este año en español ha sido Lo que más me gusta son los monstruos de Emil Ferris.
Es un mundo en expansión.