Barcelona era una fiesta: sobre Aquellos años del boom, de Xavi Ayén

Detalle de la cubierta de la nueva edición de «Aquellos años del Boom», Debate, 2019

 
Con motivo de la próxima publicación en Debate de una nueva edición del libro, Antonio Torres Torres analiza en profundidad aspectos clave de Aquellos años del boom. García Márquez, Vargas Llosa y el grupo de amigos que lo cambiaron todo del periodista Xavi Ayén (Barcelona, 1969). Un libro imprescindible para entender la trascendencia, la intrahistoria y a los protagonistas del fenómeno más importante de la literatura contemporánea en español, cuyo epicentro fue la Ciudad Condal hace cinco décadas.

[Leer fragmento de Aquellos años del boom]

En A Moveable Feast (París era una fiesta, en su versión española), Ernest Hemingway (1899-1961), premio Nobel en 1954, evoca sus años de juventud en París, entre 1921 y 1926, en los que se mezclaron bohemia y alcohol con pasión por crear y disciplina.

París era una fiesta, 1964

Escribió lo que Mario Vargas Llosa considera en el prólogo2 su “última ficción autobiográfica” y su “testamento literario” entre 1957 y 1960, en una época de crisis y decadencia personales. Cada uno de los 20 capítulos que contiene el libro es, según el autor peruano, “un cuento disfrazado, una estampa en cuyo diseño el novelista ha vertido las virtudes de sus mejores ficciones”.

En esa sucesión de estampas se muestra cómo se teje la amistad de un grupo de artistas entre los que figura el joven Hemingway, que se ayudan, se hacen favores y comparten horas de cordial conversación, como ocurre con Gertrude Stein (aunque más tarde se pelearon), Ezra Pound o Scott Fitzgerald (a quien la obra dedica numerosas páginas); también se menciona a James Joyce.

Hemingway, que se refiere a París como “la ciudad mejor organizada para que un escritor escriba”, explica que en ella se forma, aprende, se siente fascinado por los autores rusos: “Llegar a todo aquel nuevo mundo de literatura, con tiempo para leer en una ciudad como París donde había modo de vivir bien y de trabajar por pobre que uno fuera, era como si a uno le regalaran un gran tesoro”. Precisamente la obra, cuyo último capítulo se titula “París no se acaba nunca”, se cierra con unas conocidas palabras que reflejan la profunda impronta que dejó la ciudad en el escritor estadounidense:

París no se acaba nunca, y el recuerdo de cada persona que ha vivido allí es distinto del recuerdo de cualquier otra. Siempre hemos vuelto, estuviéramos donde estuviéramos, y sin importarnos lo trabajoso o lo fácil que fuera llegar allí. París siempre valía la pena, y uno recibía siempre algo a trueque de lo que allí dejaba. Yo he hablado de París según era en los primeros tiempos, cuando éramos muy pobres y muy felices3. [Ernest Hemingway]

Xavi Ayén, 2014

Barcelona y el boom

Décadas después del París del joven Hemingway y otros escritores y artistas, Barcelona será el escenario de una fiesta en movimiento para algunos grandes de la literatura latinoamericana.

En septiembre de 2015 falleció en la capital catalana la “superagente” literaria Carmen Balcells, el hada madrina del boom latinoamericano, la “Mamá Grande”, la fuerza catalizadora del movimiento, que siempre trabajó claramente para los creadores –los que, a su modo de ver, eran quienes estaban en la cima del proceso literario–, y no para los editores, y con ella se apagó otra luz de una época irrepetible.

Este personaje aglutinador es una de las referencias constantes en Aquellos años del boom4, de Xavi Ayén, periodista cultural del diario La Vanguardia, quien presenta a Balcells como una figura de personalidad arrolladora que fue determinante “para convertir Barcelona en capital de la mejor literatura latinoamericana”.

Con esta suerte de biografía colectiva, repleta de detalles humanos, de pequeñas historias, Ayén brinda, a modo de desagravio, el reconocimiento barcelonés a toda una generación literaria, y lo hace en forma de gran reportaje, exhaustivo y ameno a la vez, en el cual el narrador actúa como la voz en off que da paso a las sucesivas intervenciones directas, en primera persona, de los actores fundamentales. Como en una fotografía que cobra movimiento, se va situando el foco en cada uno de los participantes, pero sin perder de vista el conjunto y las interrelaciones de todos ellos.

José Donoso, 1972

No se trata de un relato lineal, sino que los hechos se dosifican, se retoman, se presentan desde diferentes prismas. Viene a completar, desde la perspectiva que ofrece el tiempo, y desde fuera, mediante el retrato de la ciudad que acogió a unos escritores cargados de ilusión, la Historia personal del “boom” (1972), de José Donoso5, sobre el cual el autor afirma que “es, de todos los escritores del grupo, quien más en serio se tomó la labor de «historiar» el boom, de recoger sus impresiones al respecto”.

A lo largo de estas páginas, Xavi Ayén no se limita a ofrecer los resultados de sus pesquisas, sino que también describe el proceso, las dificultades, los mecanismos que lo llevaron a perseguir los hilos del boom por medio mundo, desde México a Buenos Aires y desde París a los Estados Unidos, y a conseguir sus datos y sus entrevistas, como la que pudo hacer a García Márquez en 2005 en su casa de la Ciudad de México, cuando ya se le empezaba a manifestar el alzhéimer.

Reconstruye, con su experiencia viva –testimonios de protagonistas, testigos y estudiosos, en persona, por teléfono o por correo electrónico– y con la consulta de la bibliografía académica pertinente, de cartas y otros documentos –se nutre abundantemente del material guardado en los Archivos de Princeton, Fondo Mario Vargas Llosa–, de publicaciones en periódicos, etc., una especie de gran puzle, con el objetivo de descubrir qué se esconde detrás de la flaqueza de los recuerdos o de la literaturización consciente.

Organiza, así, un material ingente, contrasta fuentes y pareceres, valora su veracidad y, cual sabueso, trata de esclarecer qué es leyenda urbana, verdad poética y realidad de lo que sucedió, persigue el dibujo completo de cada situación, de cada anécdota.

Carmen Balcells (1930-2015)

Se abordan ampliamente, por ejemplo, los entresijos, las desavenencias, las luchas entre escritores y editores –y el pilar que supuso la agencia Balcells, “esa casa de los prodigios”–, así como los embrollos que surgen en torno a los premios literarios fundamentales a los que se presentaron autores latinoamericanos, como el Formentor o el Biblioteca Breve.

Barcelona es una ciudad de marcada tradición libresca. Ayén recuerda las figuras de la literatura latinoamericana que recalaron en ella antes del boom, como Domingo Faustino Sarmiento en 1846, Rubén Darío en 19146, José Enrique Rodó en 1916, Rómulo Gallegos en los años treinta, y muchos otros.

Describe el ambiente cosmopolita de la capital catalana en el tardofranquismo, la efervescencia editorial que se vivía, los vericuetos para sortear la censura en la España de la época, y retrata el grupo de la gauche divine barcelonesa, cuyo epicentro se situó en la mítica discoteca Bocaccio de la calle Muntaner, con el que se cruzaron muchos autores latinoamericanos, aunque sin integrarse en él, y sobre el cual manifestaron una visión crítica.

En ese contexto emerge el boom, que fue, como recuerda el autor, “lo más importante que le sucedió a la literatura en español del siglo XX”.

Con el boom, que generó cierta prevención entre algunos escritores y críticos de Latinoamérica y de España –de hecho, quienes más ayudaron a definirlo en sus inicios fueron sus detractores, apunta José Donoso–, la literatura se abre a un consumo muy amplio. Se trata de un movimiento de internacionalización en el seno de los países hispanohablantes que superó las fronteras nacionales. Sus miembros fueron escritores globales, definidos además por su nomadismo, por su exilio voluntario, que trajeron de la mano un nuevo mercado global en lengua española.

Juan Marsé, 2011

Ayén hace frente a la opinión que ciertos estudiosos sostienen acerca de que tras el boom se esconde una implacable operación comercial que solo persigue vender libros, y defiende que “fue un estallido imprevisto que alteró la geopolítica de las letras mundiales”.

Por otro lado, determina que en el origen del término “boom” está el crítico y profesor Luis Harss, quien lo usó casualmente en una publicación de 1966 y después tomó vuelo. Sea como sea, no resulta sencillo fijar los límites del movimiento. Ayén presenta y comenta clasificaciones y puntos de vista contrapuestos, y explica que su proceder es el siguiente: “Aceptada la naturaleza arbitraria de cualquier definición, incluyo a aquellos grandes novelistas –este fenómeno lo componen narradores– que vivieron en Barcelona en la época comprendida entre finales de los sesenta y principios de los setenta: García Márquez, Vargas Llosa, Donoso. Y añado a dos de sus más ilustres y frecuentes visitantes: Carlos Fuentes y Julio Cortázar. Otros citarían también a Guillermo Cabrera Infante, Jorge Edwards o Alfredo Bryce Echenique.

Apunta que, simbólicamente, empezó con la llegada de Gabriel García Márquez a Barcelona en noviembre de 1967, y se quebró en la Ciudad de México el 12 de febrero de 1976, con el célebre puñetazo que le propinó Mario Vargas Llosa a su amigo. El primer encuentro personal de los dos escritores se había producido en Caracas el 1 de agosto de 1967. Vargas Llosa vivió en Barcelona entre 1970 y 1974, y García Márquez se marchó en 1975. Con su presencia, las dos grandes estrellas del boom convirtieron la ciudad en el centro neurálgico de la literatura latinoamericana. Carmen Balcells, la gran benefactora, definió al colombiano como “un genio”, y al peruano como “el primero de la clase”.

Gabriel García Márquez, 1967

Como indica Ayén, el aura de la revolución cubana hizo que Latinoamérica se pusiera de moda y estimuló la difusión de la literatura de ese continente en Europa y otros lugares del mundo, le otorgó la visibilidad que el colonialismo cultural le había escamoteado. Cuba ejerció un peso crucial en los autores del boom: “La Habana es fundamental para entender por qué el boom funciona como una sólida hermandad: la argamasa se forma a partir de las complicidades políticas que se tejen entre unos escritores que ven cierto paralelismo entre la puesta en valor internacional de su obra –Into the Mainstream, se titulará el libro fundacional, en inglés, que escribe el argentino [en realidad había nacido en Chile] Luis Harss– y la autoestima recuperada de la isla caribeña”.

Más adelante, los dividirá, sobre todo a causa de lo acontecido con el poeta y escritor cubano Heberto Padilla, quien en 1971 pasó treinta y siete días detenido por “actividades contrarrevolucionarias” y, ante el revuelo internacional que se generó, Fidel Castro lo liberó a cambio de que se autoinculpara, lo que indignó aún más a la intelectualidad del mundo y provocó profundas brechas en el boom7.

Sin embargo, defiende el periodista catalán, la descomposición del movimiento obedece al fratricidio que protagonizaron sus máximos exponentes, García Márquez y Vargas Llosa. Ayén recrea sus afinidades, la forja de su intensa amistad y su repentino resquebrajamiento. Sobre sus posibles causas, rechaza las de índole político-ideológica y afirma que se relacionan con un asunto privado que emana de una crisis en el matrimonio de Vargas Llosa y Patricia. El peruano se sintió traicionado por su amigo y le propinó un derechazo definitivo: “El boom reventó con aquel puñetazo”.

José Donoso, 1970

Aparte del núcleo Vargas Llosa-García Márquez, Ayén retrata a José Donoso, sus neurosis –el chileno “es, en muchos sentidos, el personaje más trágico del boom”–, sus dificultades económicas, su susceptibilidad, sus inseguridades, su voluntad de hablar del movimiento del que era partícipe destacado.

Asimismo, se detiene en la imponente e impactante figura de Carlos Fuentes, amigo de todos los escritores del boom y catalizador del grupo que ayudó, con su extensa red de contactos y su generosidad, a la difusión de muchas de sus obras, aparte de ser él mismo un escritor de talento (el propio Donoso reconocía que “no solo por el estímulo literario de sus primeras novelas, sino también por su generosidad en forma de admiración y de ayuda, Carlos Fuentes ha sido uno de los factores precipitantes del boom).

Ofrece, además, el perfil de Julio Cortázar, “el lampiño de París”, con su aspecto de niño grande, su amor por el juego, su visión de Barcelona, su politización, sus amistades y sus parejas, su sexualidad y la influencia que ejerció sobre su obra, y su muerte, causada probablemente por el sida, que había contraído a través de una transfusión de sangre en Francia.

Se ocupa ampliamente también de Guillermo Cabrera Infante y de Jorge Edwards, dos figuras cuya adscripción al boom resulta problemática debido a su anticastrismo, así como de Alfredo Bryce Echenique, quien se siente lejos de Cuba, de la temática social, y que llegó tarde al boom, puesto que se instaló en Barcelona en 1984, cuando casi todos ya se habían marchado8.

Ayén completa el repaso de este grupo esencialmente masculino que es el boom con un capítulo sobre las escritoras: en particular, la brasileña Nélida Piñon, que residió un tiempo en Barcelona y escribe en portugués, y la uruguaya Cristina Peri Rossi, que se exilió de su país en 1972 rumbo a la Barcelona del boom y ha permanecido en la ciudad. A pesar de ese rol secundario de las mujeres, el autor reivindica el papel que varias de ellas desempeñaron en la gestación del grupo, como es el caso, junto a la omnipresente Carmen Balcells, de Rosa Regás, Ana María Moix, Esther Tusquets o Beatriz de Moura. Y eso sin contar con lo que ocurrió en la esfera personal de los escritores9.

Manuel Puig, 1976

Alude, asimismo, a los “satélites” del boom: una serie de narradores con mucho menos éxito, como los argentinos Néstor Sánchez y Manuel Puig o el colombiano Óscar Collazos (fallecido en mayo de 2015), que mantuvieron algún vínculo con Barcelona.

En definitiva, esta obra recorre la intrahistoria –muy adjetivada en los detalles– del boom, presenta su reconstrucción minuciosa, las curiosidades que lo rodean y todas sus ramificaciones.

El barrio de Sarrià, donde vivieron García Márquez y Vargas Llosa, constituyó el eje del movimiento, pero es una Barcelona literaria que, curiosamente, no se había reivindicado como correspondía, y la obra de Ayén salda esa deuda: en ella se hace hincapié en que Barcelona, que fue residencia de numerosos escritores latinoamericanos y destino del peregrinaje de otros tantos, se configuró como “un parque temático del boom”.

Además, el libro se puede ver como una invitación a la lectura –o relectura– de los autores tratados. Como una guía o un gran prólogo que acerca al lector un paisaje en el que se concentran tantos títulos esenciales.

En las décadas siguientes, la presencia de escritores de América Latina en Barcelona ha tenido continuidad, con nombres como los de Juan Villoro, Laura Restrepo, Abilio Estévez, Santiago Roncagliolo o Rodrigo Fresán, pero no existe parangón con la época del boom, que fue, recuerda Ayén, el último ismo de la literatura mundial10.
 


1 La versión original de esta contribución se publicó en la revista digital Cronopio, n.º 68.
2 Mario Vargas Llosa, “La fiesta compartida”, prólogo a Ernest Hemingway, París era una fiesta. Traducción de Gabriel Ferrater. Barcelona, Círculo de Lectores, 1987.
3París no se acaba nunca dará título al libro del escritor Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), publicado en 2003, en el que relata con notable ironía su estancia, de joven, en los años setenta, siguiendo los pasos de Hemingway, en la capital francesa, donde alquiló una buhardilla a Marguerite Duras.
4Aquellos años del boom. García Márquez, Vargas Llosa y el grupo de amigos que lo cambiaron todo. Barcelona, RBA Libros, 2014. Premio Gaziel de Biografías y Memorias 2013.
5Cito por la edición de Seix Barral, Barcelona, 1983, que incluye los apéndices “El «boom» doméstico”, de María Pilar Serrano, y “Diez años después”, del mismo José Donoso.
6Ese año realizó su estancia más larga en la ciudad. Vivió en una casa de la calle Ticià n.º 16, del barrio de Els Penitents, que aún se conserva y donde una placa colocada en 1967 lo recuerda. Andrés Quintián Noas estudió ampliamente los vínculos del poeta nicaragüense con Barcelona en su artículo “Rubén Darío y la España catalana”, Cuadernos Hispanoamericanos, 261, 1972, págs. 611-622, que se reproduce digitalmente en http://www.cervantesvirtual.com/obra/ruben-dario-y-la-espana-catalana/
7Así lo resumía también José Donoso: “Creo que si en algo tuvo unidad casi completa el boom -aceptando la variedad de matices-, fue en la fe primera en la causa de la revolución cubana; creo que la desilusión producida por el caso Padilla la desbarató, y desbarató la unidad del boom”.
8El autor peruano anunció, en octubre de 2015, que escribiría Permiso para retirarme, tercer tomo de sus antimemorias, que seguiría a Permiso para vivir (1993) y Permiso para sentir (2005). [http://www.elnuevoherald.com/vivir-mejor/artes-letras/article41648244.html]. En una entrevista televisiva con Renato Cisneros en agosto de 2018, de la que se hace eco La República (Perú), explica que ese libro podría ser un poco como su despedida (https://larepublica.pe/cultural/1304143-alfredo-bryce-echenique-confeso-senora-le-ayuda-transcribir-utlimo-libro-video-permiso-retirarme).
9Precisamente, al papel insoslayable que tuvieron las mujeres de esos novelistas se refiere Noemí López Trujillo en “Las ‘chachas’ del boom latinoamericano”, El Español, 30/11/2015, http://www.elespanol.com/cultura/20151129/82991723_0.html. Ellas a menudo tomaron las riendas de los quehaceres cotidianos para que ellos pudieran consagrarse a escribir sin molestias; eran las guardianas del tiempo de los autores. Con una imagen muy gráfica cierra López su artículo: “Ellos llenaban las estanterías de libros con regocijo, y ellas limpiaban el polvo que acumulaban”.
10“De algún modo, el boom fue el último ismo de la literatura, no porque compartieran una estética, pero sí porque funcionaron como grupo compacto, con encuentros, proyectos comunes y una red de influencias compartida”, en entrevista a Elmer Mamani, La República, 8 de noviembre de 2017, http://larepublica.pe/cultural/1142304-garcia-marquez-ya-no-recordaba-ni-lo-que-habia-escrito.

 

Sobre el autor
Doctor en Filología y Profesor Agregado en el Departamento de Filología Hispánica, Teoría de la Literatura y Comunicación de la Universitat de Barcelona. Sus líneas de estudio: el español de América, la literatura en español y las culturas latinas en los Estados Unidos. Ha publicado El español de América (Edicions UB, 2001-2005), con una segunda edición ampliamente revisada en 2016, y Procesos de americanización del léxico hispánico (Universitat de València, 2004), así como numerosos artículos en revistas especializadas. Formó parte del proyecto De una América a otra: lecturas angloamericanas de escritores hispanoamericanos, hacia una literatura transnacional.
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