Yuri Herrera: “Las diversas formas de lenguaje a las que tengo acceso son parte de mi patrimonio”

Se ha comparado el lenguaje oral de las novelas de Yuri Herrera (Actopan, México, 1970) nada más y nada menos que con Pedro Páramo de Juan Rulfo. Más allá de las comparaciones, no hay duda de que Herrera es actualmente uno de los autores latinoamericanos con mayor proyección internacional. En la siguiente entrevista charlamos con el  escritor mexicano sobre su último libro La transmigración de los cuerpos (Periférica, 2013), de literatura medieval y de su experiencia como profesor universitario en EEUU. Herrera ha escrito también Trabajos del reino (2004) y Señales que precederán al fin del mundo (2009), piezas literarias que reivindican la riqueza del lenguaje oral y popular del México de nuestros días.

¿De qué maneras compaginas tu carrera de escritor con tu labor de docente en Tulane University, Nueva Orleans, Estados Unidos?

Me gusta mucho dar clases, así que en ese sentido no hay ningún sacrificio que hacer. Y Tulane es un gran lugar de trabajo, a donde uno va con gusto. La parte que tiene que ver con investigación la he enfocado más en análisis del discurso político en México que en hacer crítica literaria.

¿Según tu percepción, en qué nivel de relación intercultural se encuentra el mundo hispano y el estadounidense en la actualidad? 

Bueno, es que son muchos mundos, no solo dos. Hay distintos tipos de migraciones y distintas actitudes –institucionales e individuales– en los Estados Unidos sobre las oleadas de migrantes. Pero si algo es claro para mí es que la realidad se está imponiendo a los sectores más conservadores, y hasta racistas, que ven la migración como una invasión: el país está cambiando aceleradamente, y me parece que para bien, es más diverso culturalmente y funciona en buena medida gracias al trabajo –mal pagado y peor reconocido– de la comunidad latinoamericana.

¿El proyecto de escribir La transmigración de los cuerpos, y su atmósfera apocalíptica y desoladora, tiene algo que ver con la epidemia de gripe A que azotó México y otros países en 2009?

Hacía tiempo que quería escribir una novela que sucediera durante una epidemia, me parecía un espacio privilegiado para indagar cómo los seres humanos se comportan en situaciones límites. Ya preparaba la novela cuando vino la epidemia AH1N1, y en ese entonces yo vivía otra vez en México. Así que ese episodio fue útil para escribir La Transmigración… pero no fue el detonador.

A través del protagonista rescatas la figura del Alfaqueque (mediador de conflictos) de la Castilla medieval y la adaptas al México actual. ¿Cómo nace la idea de crear el personaje y cómo ha sido su proceso de construcción?

El núcleo de la novela es la epidemia, así que pensaba en un personaje que aunque lo que más quería en el mundo era quedarse adentro, tenía que salir, y tenía que salir por una especie de imperativo ético, algo que tuviera que ver con su manera de respetarse a sí mismo en el mundo.

Aunque es un personaje oscuro, en el sentido de que trabaja dentro de algunos rincones retorcidos de la ley, aunque no se proponga cambiar el mundo, intenta al menos servir como mediador en algunos conflictos dentro de su ámbito inmediato.

“Verbo y verga, es lo único que tengo”, dice el Alfaqueque como parte de su autoafirmación personal. ¿Nos encontramos frente a la reivindicación de la riqueza del lenguaje oral y popular?

No me lo planteo como una agenda política, sino que asumo que las diversas formas de lenguaje a las que tengo acceso son parte de mi patrimonio, que todas merecen ser tratadas con respeto, y que al hacerlo me estoy haciendo de herramientas hermosas para el trabajo.

Una curiosidad, ¿es cierto que una de las referencias que tomaste durante el proceso de escritura de la novela fue Siete partidas (S.XIII) de Alfonso X el Sabio y que siempre tienes a mano La Celestina (S.XV) y La Biblia?

Sí, ahí, en las Siete Partidas, fue donde supe por primera vez de la existencia del Alfaqueque.

La Celestina es uno de esos libros que releo cada tanto y en el que siempre encuentro algo nuevo, es una de esas obras que tiene muchas de las cosas que más me interesan en el oficio: libertad creativa, velocidad narrativa, investigación moral, por ejemplo.

Leo menos La Biblia, pero también es uno de los libros que tengo frente a mi escritorio y que consulto frecuentemente, como una enciclopedia de perversiones, virtudes, arquetipos y buenas historias.

La obra es una constante traslación de situaciones y estados de los personajes (familias corruptas, clanes rivales y maleantes), regidos por códigos de honor y decoro. ¿Existe la intención de visibilizar a través del libro la vigencia, en pleno siglo XXI, de usos y costumbres de la Edad Media?   

No diría “vigencia” como una reproducción de los mismos usos y costumbres, pero creo que sí hay muchas prácticas similares, y que las mismas pasiones de entonces siguen moviéndonos.

Tanto La transmigración de los cuerpos como tus primeras novelas comparten un registro lingüístico similar y en ellas se dan cita multiplicidad de géneros narrativos. ¿Cómo afrontas la la hibridación de géneros literarios en cada obra?

Para mí tiene que ver con el énfasis específico que quiera darle a cada parte de la historia, no tanto con pensar en el género. Hay cosas que se pueden decir mejor en un lenguaje seco, otras veces es mejor confiar en los espacios que te ofrece una elipsis.

Úrsula Fuentesberain

México es el país de habla hispana más poblado y extenso. Se caracteriza por su intensa y agitada vida cultural. ¿Qué escritores te son más afines y a quiénes sigues con interés?

Hay muchos, la lista sería muy difícil de armar, pero por lo menos mencionaría a Rogelio Guedea, Úrsula Fuentesberain, Valeria Luiselli, Isaí Moreno, Iris García Cuevas, Alberto Chimal, entre otros. Creo que son una buena muestra de la variedad de temas y la diversidad de estilos en que se está escribiendo en México.

Finalmente, ¿en qué iniciativas estás trabajando de cara a los próximos meses?

Siempre trabajo en varias cosas al mismo tiempo, sin prisas. Estoy con una serie de cuentos que, provisionalmente, llamo de ciencia ficción, ya veremos si funcionan, y planeando otra novela más a largo plazo.
 

Sobre el autor
Sobreviviente, Lic. en Filología Hispánica y Máster en ELE (Universitat de Barcelona), sujeto migrante. Ejerce actividades humanísticas en vías de obsolescencia programada: la docencia (castellano, catalán y literatura) y el periodismo independiente (codirector-fundador de «Pliego Suelto»). Mientras, desarrolla técnicas de sobrevivencia, cree en la utopía de disfrutar del amor, de la comida, de los libros, del viaje, de la cerveza, del vino, y de las conversaciones (presenciales) y fraternas.
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