El libro tachado de Patricio Pron: Muerte del autor, Internet y copyright (II)

 
El libro tachado, de Patricio Pron, da buena cuenta de cómo Internet ha alterado profundamente las formas y la difusión de la obra literaria: los medios técnicos han facilitado extremadamente la copia, con su consiguiente proliferación y dificultad de control, todo lo cual parece que vuelve a decretar (pero ahora en serio) la “muerte del autor”.

El origen de los textos se ha invisibilizado y ha perdido importancia, y la principal consecuencia de ello es que en la red la desaparición del autor va en cierta manera de suyo. Las formas de producción de literatura han sufrido también importantes transformaciones, e incluso han aparecido productos literarios propios del nuevo medio.

El libro tachado (2014)

Todo ello ha afectado, naturalmente, al concepto clásico de obra literaria, y junto con el cambio radical del soporte material de las obras (que equivale exactamente a su pérdida total de materialidad) parece apoyar la idea de que los derechos de autor serían propios del libro como objeto impreso, mientras que en el medio digital exigiría otro tipo de regulación.

Las licencias CopyLeft o Creative Commons, desarrolladas principalmente en el medio digital, pretenden hasta ahora, en cierta manera, adaptarse y favorecer la relativa liberación de los contenidos a través de una fragmentación de las facultades de las que se compone el derecho de autor, sobre las que éste dispone.

Ahora bien, ¿es realmente posible y deseable que literatura y Derecho compartan conceptos y consecuencias en el ámbito de los derechos de autor? Voces como la de Jane Ginsburg, profesora de la Universidad de Columbia, defienden la protección de los derechos de autor como factor imprescindible para el progreso intelectual, más necesaria si cabe en la era digital. También oímos y leemos con frecuencia que la no retribución a los autores por la distribución y uso de sus obras revierte en la no profesionalización y en una consiguiente merma para la calidad del texto literario.

Creative Commons

El libro tachado, por su parte, no es en absoluto complaciente con la multiplicación indiscriminada de información y con los cambios de criterio del valor literario, que se asocian en la red a la cantidad y a la capacidad de provocar atención. De hecho, el ensayo se puede entender como una contestación a ese discurso entusiasta del final de la literatura.

La cuestión de si se protege o no al autor juega en todo ello un papel esencial. Si se permite que las obras literarias circulen sin firma o sin que ésta tenga verdadera vigencia, ello equivale a borrar y desconocer al ser humano que las ha hecho posibles, y a entregar su autoría a una suerte de voz colectiva y anónima que, Pron advierte, no está lejos de una mente colmena, terreno abonado no precisamente para la democracia.

Para Pron, la realización de la fantasía de una literatura sin autores puede significar la automatización y la pérdida de humanidad de la literatura. La red y la manera en que se crea y distribuye la información en ella parecen exigir una mayor entrada de los contenidos en el dominio público, que tiende a verse como expresión de democracia y acceso libre a la información, pero no todo en el dominio público es sinónimo de horizontalidad y accesibilidad.

World Brain, 1936-38

La red no es, desde luego, un espacio neutral, puesto que, hasta hoy, son las grandes corporaciones quienes detentan en mayor medida el poder asociado a la información y la tecnología. El documental Google and the World Brain (Ben Lewis, 2013) lo ilustra a la perfección a través de su reflexión sobre las implicaciones y consecuencias del proyecto Google Books, especialmente por lo que refiere a las controversias en torno a las cuestiones de propiedad intelectual.

En cualquier caso, parece que acoger plenamente el discurso de la “muerte del autor” en la red puede equivaler a poner en el lugar del muerto, en última instancia, a la tecnología. A la manera de aquellas máquinas programadas para producir poemas, podemos llegar a considerar la producción literaria en Internet como un resultado aleatorio sin dueño, lo cual no equivale necesariamente a una mayor libertad en la circulación de los contenidos y las obras literarias, sino que puede favorecer su apropiación por los grandes entes privados como Google.

Quizás no sólo la literatura, sino todo aquello que la rodea y la conecta con el entramado institucional y social esté atravesada en lo más íntimo por una “línea de sombra” y por la inminencia de la desaparición. Todo parece indicar que a ella tiende y por ella existe, en sus múltiples dimensiones, el hecho literario.
 

Sobre el autor
(Palma, 1985) Es licenciada en Derecho y en Teoría de la Literatura por la Universidad de Barcelona. Mientras aplaza la cuestión de su sustento y persevera en el caos y la pobreza, emplea su tiempo en redescubrir su isla natal, leer dispersa y masivamente y dar forma junto con Martina Zuccaro a la terrorífica criatura, Hálito Ediciones.

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